Arthur se levantó de la mesa. Antes de alejarse me miró esbozando una pequeña sonrisa que significaba o al menos yo lo interpreté como un <<Aprobado, esta noche dormirás en la cama>>, genial entonces. Sonreí satisfecho levantándome de la silla e ir detrás de mi inglés. Salimos a la calle. Me froté las manos ya que hacía una ligera brisa helada en compañía del frío invernal de Londres.
-¿Tienes frío?
Arthur me miró desafiante.
-Soy inglés, yo nunca tengo frío.
Rodé los ojos y solté un pequeño suspiro. Ya veríamos eso...
-Ahora la pregunta estrella...¿quieres ir a tomar algo conmigo?
Me apretó la mano con fuerza con cierto entusiasmo.
-¿Tratas de emborracharme para que me lie contigo? Porque no funcionará.
-No necesito hacerlo para que me beses, yo sé que te encanta.
Se empezó a reír, sabía que yo tenía razón. Alcé la cabeza mirando el cielo. Las estrellas se veían muy bien y entonces me acordé de aquella noche que pasamos en la azotea de su casa donde charlamos, reímos e hicimos el amor bajo las estrellas. Fue una noche increíble, ¿será esta otra noche así? ¿Sentiré lo mismo? No sé ni porque me lo pregunto si ya sabía la respuesta.
-Oye, ¿Cuál es tu lugar favorito en el mundo?-le pregunté.
Entonces nos miramos a los ojos y puso la mano en mi corazón.
-Este.
Me quedé sin saber que decir entonces acerqué nuestras bocas para poder probar su labios. A veces un beso dice más que mil palabras, o al menos eso decía mi padre...de alguna forma quería apartar esos pensamientos no quería arruinar aquel beso.
-Oye...no pienses en eso ahora tontorrón.
Al parecer lo había notado, creo que fui demasiado obvio pero claro ahí estaba Arthur con sus dulces manos revolviendo mi pelo para consolarme.
-Lo siento...
Me besó.
-No te disculpes, ¿sabes? de repente hace calor...
-¿Calor?-Pregunté sin entender. Arthur sonrió de forma pícara mientras deslizaba las manos por mi cuerpo hasta llegar a mi culo.- ¿De verdad?-Aguanté la risa. Aquel tonto momento melancólico desapareció.
-Eres muy cálido y hacía frío entonces tenía que tomar medidas.
-Según tú, no tenías frío.
-Pues ahora sí tsk
Dijo con cierta molestia. Miré a nuestros alrededor. Tal vez era una locura, tal vez después de aquello no volvería a dormir en su casa o tal vez me mataría ahí mismo y mi cadáver sería encontrado dentro de dos meses pero quien no arriesga no gana. Levanté a Arthur cogiéndolo con fuerza, como no él se puso a patalear pero aguanté como pude. Mi objetivo era el agua.
-No...¡¡¡no,no,no!!!-Exclamó.
-Vamos que así se te pasa el calor.
Y lo tiré al agua. Se removió soltando mil maldiciones hacia mi persona pero no importaba, era gracioso verle así que me tiré para abrazarlo y me reí con ganas. Me miró furioso y como no, me golpeó en hombro.
-Ahora dime...¿tienes calor?
-¡De lo que tengo ganas es de darte una hostia maldito gilipollas!
Me salpicó con el agua. No estábamos muy profundos por lo que tocábamos suelo aún así estábamos empapados de arriba a abajo. Seguía pegado a mí.
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Intocables
RomanceNo siempre el primer amor será el único y el último. Siempre existirá un segundo el cual te ame y te acepte tal cual como eres a pesar de tus errores, como el primero no supo hacer. Arthur Kirkland vuelve a Londres después de pasar una larga tempor...