Se encontraban sentados alrededor de la mesa de madera, los cuatro con caras preocupadas por los problemas que compartían. Hasta que uno de ellos decidió tomar la palabra.
—No podemos seguir así... — Mencionó con melancolía el hombre con edad avanzad. — Las entradas no logran cubrir por completo los gastos. Los niños comienzan a sentir la falta de alimentos en su cuerpo y dentro de poco ya no tendremos para mantener el orfanato.
Algo tenían que hacer, pero a ninguno de ellos se le ocurría algo para apoyar económicamente al lugar. Los trabajos que poseían no lograban cubrir todos los gastos. No lograban encontrar una salida a sus problemas.
Los presentes no se preocupaban por ellos mismos, su preocupación giraba en torno a los niños, esos niños que fueron abandonados cruelmente por el mundo. Cada uno de los presentes darían sus vidas por esos niños, para ellos eran vidas que merecían la oportunidad de tener un futuro.
—No podemos quedarnos sin hacer nada — Esta vez habló un hombre de cabellos castaños y ojos tan negros como la noche — De alguna manera debemos seguir adelante, no es la primera vez que ocurre esto.
—¿Acaso tienes una idea de qué hacer? —Preguntó la joven de cabellos negros.
—No Yuna, pero no tenemos tiempo para lamentarnos, debemos ser positivos ante las adversidades — Concluyó.
—Tora-san tiene razón — Volvió a hablar el anciano — En el transcurso de los siguientes días debemos pensar qué hacer y por favor... Recuerden que solo tenemos dos semanas como máximo antes de que todo lo que conocemos se desmorone.
Los demás asintieron con la esperanza en alto, no dejarían que el lugar que amaban se lo llevará el viento.
(...)
Luego de la reunión se dirigió al centro de la ciudad dónde se encontraba su actual trabajo. Llevaba consigo la culpa de no haber siquiera mencionado una palabra en la reunión, pero tal vez no fuese necesario ya que su determinación estaba en alto para apoyar a su amado hogar.
Al llegar fue al vestuario a vestirse el uniforme de mesero. Y es que Furihata Kouki trabajaba en una cafetería poseedora de un ambiente al estilo del siglo XIX en medio del centro de la ciudad. El aire cálido del lugar era lo que principalmente llamaba la atención de los que allí llegaban y fue lo que tambien llamó la atención del joven la primera vez.
Adoraba trabajar allí, siempre tranquilo y con el confortante olor a café. La paga era buena y los horarios flexibles. No podía pedir mejor trabajo. El problema era que eso ya no era del todo suficiente para poder ayudar con los ingresos del orfanato.
Salió para así poder empezar a servir a los primeros clientes del día, aunque apenas salido del vestuario se encontró con sus compañeros que cuchicheaban entre ellos muy animados. Decidió acercárseles y preguntar la razón de los cuchicheos.
—Oigan, ¿Qué ocurre?
—Furi-san mire hacía el mostrador de dulces — Furihata fijó su vista en dónde su compañero apuntaba y se percató del joven que se encontraba allí.
Poseía unos hermosos y sedosos cabellos castaños de un tono claro, ojos del mismo color, una piel clara y un cuerpo digno de la envidia de cualquier mujer.
—Es lindo, lo admito, pero ¿Qué tiene que ver con sus cuchicheos?
—¿No entiendes Furi-san? Un simple humano no puede poseer tal belleza, por lo cual ¿Qué apuestas que es?
—Yo apuesto a que es un vampiro — Mencionó otro compañero, seguido de otro que también compartía su opinión.
—Yo aposté a que es un hechicero.
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SERES
FanfictionEn un mundo lleno de Seres mitológicos, nuestros protagonistas se ven enfrentados a defender su territorio para sobrevivir. Todo comienza con un preocupado Furihata, que no tiene más opción que acudir a la residencia de estos Seres para poder sosten...