Capítulo 12

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Salió corriendo, en su interior incluso deseaba volar.

Después de que su mirada de sorpresa chocara con la heterocromática, supo que su fin podría estar cerca.

"¡Me matará! ¡No debí haber visto aquello!"


(...)


Habían pasado casi tres semanas desde su partida a los demás cantos del reino, pero en todo su tiempo fuera, extrañó la mansión y los que allí habitaban de una manera descomunal, supuso que se había encariñado bastante en los ya dos años de trabajar allí. Al desempacar todo, se dispuso a buscar a Yukio quien le debía informar de los cambios ocurridos hasta el momento y ponerla en día con los hechos ocurridos, por lo que salió en busca de su compañero.

Recorrió media mansión, encontró a muchos de sus amigos que le dieron la bienvenida; de paso ella preguntaba por el pelinegro, pero ninguno sabia de este, hasta que al encontrarse con Momoi esta le afirmó que podría estar en el primer piso ya que le había visto bajar las escaleras hasta el final. Con esa información en su posesión emprendió el camino a las cuatro únicas áreas: el comedor, nada; el deposito, nada; la lavandería, nada; la cocina, bingo.

Kasamatsu se encontraba bebiendo un vaso de agua y antes siquiera que la rubia pudiera decir algo, el más bajo cayó repentinamente al suelo, oyéndose de paso como el cristal del vaso se hacía pedazos.

—¡Kasamatsu! — Exclamó asustada dirigiéndose rápidamente hacia el pelinegro. Lo sostuvo y observó atentamente su rostro percatándose de lo pálido que se encontraba. — ¡Kasamatsu, respóndeme!

—¿Huh? — Yukio poseía la vista nublada, pero aun así logró distinguir de quien se trataba. — ¿Alex?... Me alegra que ya llegaras... — Mencionó débilmente.

—¡Eso no importa! ¡¿Qué te ocurrió?!

—Me sentía algo mal y vine por agua, pero creo que se me fue de las manos. — Cerró los ojos con fuerza por el dolor de cabeza repentino que comenzaba a azotarlo.

—¡Ryo-chan, por favor!

—Lo siento mucho, pero no comeremos sopa hoy Takao. — Se pudo oír claramente como el par entraba en la cocina, ambos con la intención de comenzar a realizar el almuerzo. Hasta que ambos se percataron de los ya presentes y de la situación, en ello les invadió la preocupación, uno más que el otro. — ¡Kasamatsu-san! — Rápidamente ambos jóvenes se dirigieron con la intención de ayudar.

—Cuidado con los vidrios. — Advirtió Alexandra. En el acto Kazunari hizo presencia de sus poderes, elevando en el aire todos y cada uno de los trozos de vidrio dirigiéndolos al basurero, llevando también de paso la poca agua que yacía en el suelo. — Tenemos que sacarlo de aquí y llevarlo a la cama.

—Los ayudaré. — Percatándose de lo que ocurría al apenas entrar, el peliazul decidió que debía hacer algo.

Luego de ello el moreno tomó a Yukio en sus brazos y fue en dirección a las habitaciones de los chicos.

"Y yo que venía con la intención de comer..."



(...)



—Mi trabajo ya está hecho. Llámenme cuando el almuerzo esté listo. — Con lo dicho, Aomine salió sin preocupaciones.

"A veces pienso que el ser inteligente, no le impide ser idiota, él es plenamente consciente que con lo que hace obviamente dañará su propia salud, es un terco."

—¿Ahora qué haremos? — Preguntó preocupado el castaño.

—Deberíamos llamar a Akashi-sama y que de la autorización de traer a Midorima-sama para que lo revise. — Sugirió Alex.

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