Capítulo 21.

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-Ayúdeme...

-¿Eh? - Furihata no sabía de dónde provenía esa voz agonizante.

-Se lo imploro...

La voz, que parecía provenir del espectro, comenzaba a afectarlo. Sin saber exactamente cómo reaccionar, se acercó a la criatura, quien desde un principio no había parado de gruñir y retorcerse en el aire.

-¿Cómo? - Preguntó al tener al espectro frente a él. - ¿Qué hago?

-No usted, yo.

Dicho esto, el espectro atravesó el cuerpo del menor, quien por poco pierde el equilibrio. Furihata sintió por un momento como sus entrañas les eran arrebatadas; y por cuestión de segundos, el dolor fue indescriptible. Cuando Kouki logró recuperarse de la impresión, decidió darse la vuelta para ver qué había ocurrido con el espectro, pero no pudo ver nada.

Este ya no existía.

No tuvo tiempo de pensar por qué o cómo, ya que el ardor de sus manos comenzó a intensificarse, haciéndose cada vez más fuerte.

En medio de su dolor, la mirada castaña divisó la heterocromática.

Akashi no esperó respuesta y se acercó al castaño quien no lograba articular ninguna palabra. El pelifresa sujetó la mano herida y la observó, debía curarlo cuanto antes.

En ese momento el lobo llegó al local, este no esperó y se transformó en su forma humana. Analizó el local y se sorprendió por no encontrar la barrera.

-Tetsuya. - Llamó severamente Seijuro. Y sin que se dijeran palabras concretas, Kuroko sabía lo que debía hacer.

Este fue en dirección a la pluma para recogerla. Furihata al ver la acción de su superior intentó advertirle que si lo hacía acabaría igual a él, pero antes de que pudiera hacerlo el peliceleste ya había tomado el objeto.

Tetsuya simplemente sujetó fuerte la pluma y volvió a incrustarlo, de un sólo golpe, en su lugar original. En ese mismo instante, la barrera se restauró.

Kouki quedó sin palabras.

-¿Algo más?

-Esto. - Akashi señaló la mano del castaño.

El de orbes celeste se acercó al menor, a la par que el pelifresa se alejaba, tomó su mano y lo observó atentamente.

-Quédate quieto, Furihata-kun.

"¿Va a hacer lo mismo que Midorima-sama?"

La idea lo aterraba.

Antes de que pudiera fijarse, el peliceleste había comenzado a lamer su herida y esta comenzaba a emitir algo parecido al vapor, para suerte del castaño, esta vez no había dolor. Toda la escena transcurría ante la atenta mirada del heterocromático.

"Esto se siente extraño..."

En un principio era extraño, pero ahora partía a lo raro. Kuroko comenzaba a lamer la mano del menor de una manera que este no podía explicar.

Lento, suave y provocativo.

-Detente. - Tras la orden del mayor, Tetsuya detuvo sus movimientos, no sin antes darle una última lamida mientras miraba fijamente al dueño de la mano.

Furihata sintió su cuerpo estremecerse de pies a cabeza, aquella mirada celeste tan intensa estaba incitándolo a lo desconocido. Después de ello el peliceleste se alejó, dejando a un castaño muy agitado por dentro. Furihata observó su mano la cual estaba completamente sana.

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