—¿Buscabas a alguien más?
—Midorima-sama... — El pelinegro observó a su alrededor con aparentemente confusión.
"Yo juraba que estaba detrás de mí..."
—Ya veo que sí.— Se contestó a sí mismo el peliverde. Por un momento observó a la flor que al principio había sido dirigida a él, esta se encontraba en el suelo, por lo cual se inclinó para recogerla y la mirarla con atención.— ¿Por qué me la estás dando?—Ante esta pregunta el menor soltó una leve risa.
—No, lo interpretó mal Midorima-sama. Bueno, en realidad fui yo, pero eso no importa. La flor quería dársela a cierta persona que lleva molestándome un buen tiempo.— Explicó este con la intención de tomar nuevamente la flor, sin embargo, el mayor la retiró de su alcance.
—No creí que fuera una molestia para ti, pensé que tal vez fuera una compañía. — Se defendió.
—Usted bromea, ¿no?— Preguntó incrédulo, Kazunari no podía creérselo.— Esto significa que quien me ha estado vigilando por más de tres meses, ¡¿es usted?!— De los nervios que lo recorrían Takao solamente echó a reír.
—¿Cuál es la gracia?— Preguntó molesto el contrario.
—¡Dígame eso usted a mí!— Los nervios y risas del menor de a poco se iban transformando en coraje.— No entiendo cuál es la gracia de vigilar a un empleado.— Mencionó mientras fruncía levemente el ceño.
—No te hagas ideas erróneas Takao, simplemente tienes algo que quiero.
—¡Wow! ¡No podría ser más directo!— Exclamó con sarcasmo. — O tal vez sí, podríamos intercambiar sus palabras por la simple frase "quiero tu sangre, Takao"— Habló frustrado.
—Realmente eres muy vulgar.— Mencionó el peliverde mientras reajustaba sus gafas.— No deseo tu sangre, idiota. Quiero saber cuál es la naturaleza de un hechicero.
—Pues vaya a pedir a Tatsu-chan para que sea su rata de laboratorio, tal vez él lo acepte.— Espetó al mayor. — Maldito acosador... — Takao se retiró del local mientras murmuraba lo último. Con todo lo ocurrido ya ni ganas de ver sus flores le quedaban.
—No lo quiero a él, te quiero a ti.— Midorima lo sostuvo del brazo, impidiendo así el escape del menor y que este aumentara su mal humor.
Kazunari suspiró profundamente, debía mantenerse al margen, quería conservar su empleo por el momento.
—¿Por qué yo exactamente?
—Tienes marcas de nacimiento en la espalda en formas de escrituras, ¿no?
—Esos son mis tatuajes, Midorima-sama.— El menor retiró bruscamente el agarre que hasta ese momento le imponía su superior.
—¿Crees que caeré en la misma mentira que le has dicho a los demás?— Interrogó con una mirada severa.
—Escuche, es algo imposible nacer con un montón de letras en la espalda, es ilógico, usted debería saberlo ya que es inteligente.— Takao no estaba dispuesto a dejarse intimidar por aquella mirada, no quería doblegarse.— Y si tanto duda de mi palabra,— Detuvo su hablar por un momento, momento en el cual retiró bruscamente la camisa que llevaba para seguidamente dar la espalda al mayor.— véalo por usted mismo.
En la espalda del menor se podía dar a resaltar claramente dos líneas de oraciones ilegibles gracias al idioma desconocido en el que estaban escritas.
—Esto es muy infantil, pero ya me lo esperaba de ti.— Repentinamente, luego de lo dicho, el peliverde retiró un pequeño frasco de su bolsillo y vertió el líquido de este en la espalda del más bajo.
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SERES
FanfictionEn un mundo lleno de Seres mitológicos, nuestros protagonistas se ven enfrentados a defender su territorio para sobrevivir. Todo comienza con un preocupado Furihata, que no tiene más opción que acudir a la residencia de estos Seres para poder sosten...