Capítulo 23

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—Y entonces, ¿qué necesitas? — Preguntó a su subordinado, pero este no respondió. — ¿Yukio? — Llamó para ver si el contrario reaccionaba.

"¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no logro hablar?!"

Kasamatsu sentía como el pecho le ardía y como su garganta se secaba brutalmente al intentar hablar.

—Ah... Uh... — Comenzó a balbucear sin mucho sentido, incluso intentaba carraspear por si surtía efecto.

—Yukio, creí que era algo importante. — Regañó, por lo que el pelinegro no supo cómo reaccionar.

Frustrado y con total impotencia, se retiró rápidamente del despacho sin decir nada. Akashi extrañó la actitud del menor, desde que lo conoce, este no suele actuar de tal manera.

—¿Qué ocurre, Yukio? — Seijuro posó una de sus manos en la pared más cercana y cerró los ojos, logrando así, visualizar al pelinegro.

Este caminaba velozmente por los pasillos de la mansión hasta llegar y detenerse frente a la puerta de Midorima, tomó el aire que gastó y entró. El único presente en tal habitación era Furihata, quien estaba fregando los muebles.

—¿Kasamatsu-san? — El mencionado abrió la boca como para hablar, pero no lograba articular ningún sonido, frunció el ceño aún más irritado. En un intento desesperado dio un grito mudo, cosa que asustó levemente a su compañero. — Eh... ¿Se encuentra bien? — Yukio elevó una ceja con obvia indignación. — Supongo que no ya que no puede hablar... — "Fue una pregunta tonta de mi parte." ­— Por qué no se sienta y le traigo algo de agua por mientras, ¿sí? — Resignado, el mayor hizo lo pedido mientras que Furihata bajaba a la cocina por un vaso con agua.

En pocos minutos el menor regresó y ofreció al pelinegro el líquido, que tomó el líquido apresuradamente.

—Gracias... — Mencionó sintiendo como, de a poco, su voz volvía.

—Kasamatsu-san... ¿qué le ocurrió?

—Yo... — La voz aun le salía algo ronca. — Estaba con... — Carraspeó. — Akashi-sama.

—¡¿Él le hizo esto?! — Ante el espanto de Kouki, Kasamatsu solo negó diversas veces. — ¿Entonces?

—Fui para... — Y en medio de sus palabras, Yukio reaccionó.

"¡La promesa!"

El pelinegro se levantó de golpe y miró a su compañero, quien se asustó por los repentinos actos.

—¿Kasamatsu-san? — Los nervios del castaño solo aumentaron al ser atrapado por los hombros.

—¡Tú! — Su voz volvía a la normalidad. — ¡Son tus poderes!

—Me está asustando, Kasamatsu-san... — Kouki se soltó del agarre y retrocedió unos pasos.

—¿No lo entiendes? Fui a Akashi-sama para contarle lo que te ocurrió y de repente-

—¿Fue a contarle? — Preguntó con un deje de tristeza y decepción.

"Demonios."

—Sí, pero no lo logré y solo-

—Yukio. — Ambos chicos se espantaron. — ¿Podría ocupar a Kouki por un momento?

El castaño observó a su compañero y rogó con la mirada, a pesar de los hechos ocurridos, aun le temía a su superior de cabellos rubíes, sin embargo, Kasamatsu solo tenía dos opciones: negar el pedido de su superior y luego explicar al menor por qué abrió la boca o simplemente entregar el chico a este último.

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