Capítulo 24

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—Oye... Midorimacchi. — Llamó a su compañero el cual parecía estar en otro mundo. — ¿Qué estás haciendo con Takaocchi? — En ello el contrario le miró con disgusto.

—Eso no te incumbe, Kise.

—Vi que le dabas de beber uno de tus raros experimentos. — El rubio claramente estaba aburrido y la única diversión que encontraba era molestar a su compañero.

—Nuevamente, no te incumbe. Preocúpate por ti mismo.

—No me preocupo por nada~ — Mencionó vanamente, no podía sentirse más aburrido, ni siquiera había espectros de los que preocuparse.

—Entonces, ¿qué tal preocuparte de que Akashi descubra de tus salidas de la mansión más veces de las permitidas? — Sugirió mientras acomodaba sus gafas.

—Maldito Midorimacchi, ¿cómo lo sabes? — El aburrimiento del rubio había sido sustituido por molestia.

—Solo hay alguien en esa casa que se preocupa por tus mierdas, para tu mala suerte esa persona confía en mí.

—Tch.

"Yukiocchi."

—Ahora, guárdate tus comentarios, Kise, no quiero pasar el resto de la noche con un charlatán.

—Esto es únicamente culpa de esos perros en celo.

Shintaro no respondió, pero estaba totalmente de acuerdo con su compañero. Esa era de las veces en el mes en la que se quedaban un día y una noche completa en vigilancia ya que los lobos quedaban inhabilitados de trabajar por tales noches, las cuales eran de luna llena.

(...)

—Espero que Sakurai esté bien... — Mencionó al aire.

Himuro estaba sentado en el suelo, recostado sobre la barrera de protección y escuchando los leves sonidos extraños provenientes del omega dentro de la cabaña. Tenía una hora y su único entretenimiento era ver las formas de las nubes ya que quería olvidar lo ocurrido con su hermano hace poco.

—Ya te dije que tu cara quedará arrugada si frunces el ceño, guapo.

—Alex...¿qué haces aquí? — La chica había salido del bosque y venía con una carretilla llena de flores.

—Pasé aquí en el turno de Takao, fui a recoger flores silvestres para decorar el laberinto.

—Pero lo del jardín es trabajo de Taiga y mío.

—Pero tú estás sentado vigilando al lobo ese y a Taiga no lo encontré por ninguna parte después del desayuno, ese irresponsable.

—Si... Últimamente lo ha sido. — Suspiró cansado al recordar los sucesos pasados.

—Por cierto, ¿qué es ese sonido? — Preguntó mientras dirigía la mirada hacia dentro del domo.

—No lo sé, va como cinco minutos así. — Mencionó refiriéndose a los leves ruidos extraños provenientes de la cabaña.

—Deberías ver qué ocurre. — Sugirió la rubia.

—¿Y perder la cabeza? No, gracias. — Ante tal respuesta Alexandra sonrió.

—Necesito irme, estas flores no durarán sin cuidados. — Tomó la carretilla y comenzó a llevarla. — Nos vemos.

—Adiós... — Himuro vio como de a poco García se alejaba, volviendo así, a estar solo con su original aburrimiento. Pero aquello fue interrumpido en el momento en que se oyó el estruendo.

Tatsuya al instante, sobresaltado, se alejó del domo y observó lo ocurrido. Su jefe, Kuroko, había saltado para afuera de la cabaña en su forma de lobo, destruyendo la puerta y cierta parte del marco de esta.

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