Amarillo, rojo y negro.

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Las hablas en cursiva son porque están habladas en Inglés.


No logró aguantar ni un día más. En esa misma noche, huyó.

Faltaba poco para la media noche y con lo poco que le restaba de batería, había logrado comunicarse con Alexandra, la amiga de su madrastra.

La rubia propuso un encuentro en una discoteca cercana al centro, por lo que es allí a dónde se dirigía. Esta le había informado también que poseía un acompañante, cosa que no agradó mucho al pelirrojo. Pero no tenía opción si es que realmente quería una oportunidad de ser él mismo, sin que nadie lo detuviera o lo acosara, debía seguir a aquella mujer.

Llegó al lugar marcado, percatándose rápidamente de que no era un lugar fiable, las mujeres de minifalda y los hombres con altos índices de alcohol lo advertían claramente.

"¿Qué demonios está pensando esa loca?"

¡Taiga! El grito de su nombre desde la entrada del local pertenecía a la rubia. Esta, al percatarse de que había llamado la atención del pelirrojo, hizo un ademán para que se acercara.

¿Qué rayos es este lugar, Alex? — Cuestionó al acercarse a la mayor. — ¿Y por qué estas vestida así?

¿Qué tiene de malo? La rubia llevaba un vestido negro escotado, que se apegaba a su silueta y dejaba poco a la imaginación. Es sólo para camuflarme con los otros, dentro de poco nos largaremos. — Especificado aquello, Alex tomó la muñeca del menor y lo arrastró al interior del local. Kagami al entrar frunció rapidamente el ceño, el olor a alcohol y cigarrillo eran terriblemente fuerte. Para él, los antros de Estados Unidos eran un dolor de cabeza. ¡Ven conmigo, te presentaré a mi acompañante! — Gritó para que el contrario lograse escucharla.

Pasaron toda la pista a base de empujones y roces indecentes, específicamente con el pelirrojo, todo hasta finalmente llegar al otro lado del antro en donde se ubicaba el bar.

¡Espero que sepas que esto es lo peor que me ha pasado en lo que va de la semana! Exclamó Taiga una vez sentados frente al bartender.

¡¿Qué tan niña eres?! Gritó divertida. ¡Deberías ser como mi lindo acompañante! — Al mencionar esto la mayor señaló al chico sentado a su lado izquierdo. ¡Él no reclamó en todo el viaje! Ambos jóvenes, acompañantes de la rubia, se observaron. El pelinegro, sorprendido de que el contrario tuviera rasgos asiáticos lo observó atento, en ello Taiga también lo miró y de un momento a otro se perdió en los ojos grisáceos, perdiendo de a poco sus sentidos. ¡Tatsuya, detente!

—Perdón, es una mala costumbre... — Mencionó desviando la mirada, pero gracias a la música alta, sus acompañantes no lo oyeron.

El pelirrojo, aún algo aturdido, volvió a observar al otro. Este era claramente peculiar, de alguna manera lograba llamar la atención. El chico sin duda poseía una singular belleza y, por lo que supuso Kagami, una actitud algo tímida.

—¡¿Quién es?!

—¡Tatsuya Himuro, vino conmigo desde el reino!

¡¿Por qué?! — Tras la pregunta recibió un golpe en la cabeza.

—¡No seas maleducado! — Reprochó. — ¡Él nos ayudará a llevarte de manera "legal"! — Por supuesto, Kagami Taiga estaba en sus 16 años, huir a otro país no sería permitido por la ley de manera alguna. Alex se acercó al pelirrojo y habló cerca de su oído. — Es un hechicero.

Por poco y Taiga abría los ojos más de lo físicamente permitido. En ese mismo momento Tatsuya susurro algo a la rubia y esta al instante se dispuso a salir de allí.

—¡Nos vamos, ahora! — Dicho esto Alexandra se perdió entre la multitud, dirigiéndose hacia la salida.

Seguidamente ambos jóvenes repiteron conjuntamente la acción de la mayor. En lo que ambos recorrían la pista, Taiga pudo ver la incomodidad del pelinegro, creyó que era por los fuertes empujones, sin embargo, cambió de opinión al ver como, cada que podían, manoseaban al que iba frente a él. Sin pensárselo mucho, tomó por la camisa a Himuro y lo atrajo a él.

—¡Ten más cuidado! — El pelinegro se sorprendió por el repentino y brusco jalón, pero agradeció internamente la ayuda. Sin más, recorrieron todo el local uno al lado del otro, por pura precaución.

—¡Al fin salen! — Exclamó la mayor al verlos fuera del antro— Creí que tendría que entrar y buscarlos.

—¿Qué haremos ahora? — Preguntó Taiga.

—Iremos al aeropuerto, allí nos espera un Jet privado el cual nos llevará. — Sin decir más, comenzaron a caminar.

—Oye, — Llamó Himuro. — gracias por lo de antes. — Tatsuya esbozó una leve sonrisa, provocando que el contrario se ruborizara.

—No es nada...— Desvió su mirada. — Llamabas mucho la atención allí adentro.

—Es normal, soy un Ser. — Mencionó.

—Eso es increíble. De pequeño siempre quise ser uno de ustedes. — Himuro solo rió ante tal actitud.

"Si supieras..."

—No es la gran cosa.

—Para mí lo es, me estás ayudando a huir. — Al pelinegro le sorprendió la natural amabilidad del contrario.

—No es como si fuera muy difícil... — En ello a Himuro le entró una duda. — Por cierto, ¿por qué te vas? — De lo único que estaba enterado Tatsuya era de que el pelirrojo sería más un empleado de la mansión y por ello lo llevaban.

—Es... una larga historia. — Por el semblante decaído que demostró Kagami, Himuro supo que era un tema delicado.

—Pues, desde ahora, tendrás mucho tiempo para contármelo.

—Tal vez. — Ambos se sonrieron, como si pactaran un secreto.

—¡Oigan! — Gritó Alex desde el otro lado de la calle. — ¡Los dejaré atrás si siguen así!

Ambos apresuraron el paso y disminuyeron sus conversaciones, al menos hasta que estuvieran dentro del Jet, en donde Kagami contó a Himuro por qué había huido. 




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*Kagami huyó a causa de su madrastra. Esta lo obligaba a quedarse en casa y tener horarios estrictos, pero lo que más molestaba al joven es que ella lo acosara sexualmente.

*Alexandra estaba de visita con Himuro en Estados Unidos a causa de unas exclusivas piezas mágicas. Al tener tal oportunidad, decidió pasar a visitar a su antigua amiga, la madrastra de Taiga. Ella presenció el acoso mal disimulado y, luego de hablar debidamente, sugirió al menor la huída.

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