Capítulo 8

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El celular vibrando debajo de su almohada advertía que la llegada del amanecer se acercaba. Detuvo la vibración del tan irritante artefacto y se dispuso a comenzar un nuevo día. Claramente todos aun dormían, solo el pelinegro tenía la fuerza de voluntad necesaria para levantarse las 4:00 de la madrugada y empezar a laburar. Tomó las vestimentas de su respectivo armario y se encaminó hacia uno de los tantos baños de la residencia.

Al terminar regresó a la habitación para comenzar a elaborar su itinerario y el de los demás integrantes. Ese día en esencial tendría que modificar muchas cosas de su original horario ya que, con la presencia de Furihata, quien necesitaba de un mentor, debía ajustar los horarios de sus quehaceres.

(...)

Al alcanzar las 4:30 Yukio ya poseía su itinerario y el de los demás en perfecto orden, por lo cual se dedicó a despertar a los demás, comenzando por los que obviamente poseían el sueño más ligero. Fue hacia Tatsuya y Kagami que con tan solo mencionar sus nombres un par de veces despertaron. Luego se dirigió con Sakurai quien tuvo que ser sacudido levemente para que lograra ser despertado por completo. Y para el final sobraba Takao quien, para dolor de cabeza del mayor, era terrible a la hora de despertar.

Unas cuantas sacudidas y el pelinegro aún se mantenía en la profundidad de los sueños. Para mala suerte del mismo, en ese día Kasamatsu no poseía de la paciencia necesaria para seguir insistiendo de manera amable, por lo cual lo primero que Kazunari sintió al despertar fue su rostro estrellándose contra el suelo gracias a una patada repentina del mayor.

—¡Esta no es manera de despertar a alguien Yuki-chan! — Exclamó Kazunari desde el suelo.

—No conozco otra manera de despertar a alguien tan imprudente como tú Takao, ahora levántate y ve darte una ducha como los demás. — Kasamatsu estaba dispuesto a salir de la habitación hasta que divisó a un castaño que se levantaba de la cama a causa del escándalo anterior.

"Rayos... Aun no quería despertarlo..."

—Buenos días... — Habló algo adormilado y con los ojos lagrimeados, lo que pareció extrañamente tierno para los presentes que lo observaban.

—Buenos días Furi-san — Saludó Ryo, seguidamente los demás también lo hicieron.

—Con todos despiertos supongo que podemos iniciar, — Tomó la palabra Yukio. — tenemos alrededor de una hora así que sugiero que tomen una ducha rápida si no quieren que les ocurra lo mismo que Takao.

Tomando la advertencia como impulso, la mayoría recogieron sus respectivas prendas y se encaminaron hacia las duchas, dispuestos a darse una de las duchas más rápidas de su vida.

—¿Kasamatsu-san? — Llamó tímidamente Kouki.

"Oh claro... Aún no le he dicho nada sobre lo que hará"

—Furihata, puedes ir a darte una ducha también, cuando regreses te explicare como ayudaras aquí. — El castaño asintió y fue a tomar de su equipaje la ropa que usaría. —Por cierto, luego ubica tus pertenencias en el armario, por mientras no tenemos uno disponible, pero puedes compartir con Kagami. Él no posee muchas cosas y no creo que vaya a molestarle compartirlo contigo, será solo por unos días, luego traeremos uno para ti.

—En realidad, no creo que sea necesario... Puedo simplemente mantenerlo todo en mis maletas.

—Podrías hacerlo, pero no lo permitiré. —Repuso Yukio — Realmente soy muy cuidadoso con todos los que trabajan aquí y no dejaré que seas la excepción. — El mayor tomó los itinerarios que había preparado con anterioridad y se dirigió hacia el castaño. — Ahora ve a ducharte que hoy es tu primer día y me encargaré de que sea perfecto. — Dicho esto le revolvió el cabello y salió de la habitación para poder dirigirse así al área de la mansión que estaba reservada para las chicas.

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