Capítulo 22

1K 135 24
                                    

—¿Por qué diablos se tarda tanto ese idiota? — Himuro comenzaba a sentir mareo a causa del leve olor que escapaba de la barrera, pero que al estar tan cerca, afectaba con más fuerza. Hasta hace poco el tapabocas que llevaba era suficiente para evitar sentir los efectos del tan atractivo aroma, pero en estos instantes ya no servía. 

(...)

Mientras más se intensificaba el beso, más aturdido el pelirrojo se sentía, lo que estaba haciendo definitivamente no era lo correcto. Debido a que aún poseía conciencia de la situación y su posición ante esta, rompió el beso.

—Esto... — Su respiración se encontraba afectada debido al reciente beso. — no es lo correcto.

—¿A quién le importa? — Susurró el peliceleste sobre los labios del más alto para seguidamente volver a besarlo.

Con cada roce de labios Kagami sentía que el calor en la habitación aumentaba, de a poco sus sentidos se veían afectados haciendo que se centrara únicamente en el más bajo. A los pocos segundos el pelirrojo ya no podía distigir el momento en que cayó ante su superior, tal vez y había sido cuando decidió pasear sus manos de manera descarada por todo el cuerpo de este.

Ya envenenado por el poder del Omega y sin antídoto, Taiga se dejó llevar por el deseo carnal que lo poseía en ese instante.

Tomó al peliceleste por las piernas haciendo que estas se aferrarsen a su cadera, acercando aún más sus cuerpos. El más alto comenzó a caminar en dirección a la cama para seguidamente lanzar suavememte al peliceleste en la misma.

—Kagami-kun... — Tetsuya extendió sus brazos hacia Taiga. — Apresuráte...

Sin pensarlo dos veces el mencionado se despojó de su camisa y se posicionó  sobre su superior que, al ver al pelirrojo sobre él, rodeó la cintura de este con ambas piernas, aprisionándolo y rozando su parte más sensible contra el más alto. Excitado de sobremanera a ambas partes.

Los besos no cesaron, el deseo de ambos ascendía, el ambiente iba ganando temperatura y entre todos los sonidos indebidos que comenzaban a reproducirse hubo uno que fue en seco.

Kagami, quien era el causante del tosco sonido, había sido lanzado contra la pared para después caer al suelo completamente inconsciente. 

(...)

—¡¿Puedo preguntar qué demonios estabas haciendo?!

—Si te soy sincero, ni siquiera recuerdo bien lo que ocurrió. — Himuro observó a su hermano con incredulidad.

—¡Estabas sobre él! ¡Lo ibas a violar!

—¡Eso no es verdad! ¡Él comenzó! — En ello la mano del pelinegro viajó abruptamente al rostro del pelirrojo.

—Taiga, que sea la última vez. — Advirtió serio. — Este probablemente sea la mejor cosa que te haya ocurrido y no estoy dispuesto a ver que lo pierdas por que no puedes controlar tu segunda cabeza. — Dicho esto se retiró de la sala, con todo y su mal humor, dejando a su hermano con el intento de recordar qué había ocurrido.

"Suerte que Takao no lo notó."

Poco después de noquear a su hermano, Kazunari había hecho presencia para el cambio de turno. Himuro le mencionó que, debido al que olor del Omega en celo se había intensificado, Kagami no soportó y cayó desmayado. Con esa excusa dicha, siguió arrastrando a Taiga hasta la sala de la cual salía.

—Himuro, — El mencionado palideció. — ¿estás bien? — Preguntó Yukio al ver que el menor salía de la habitación algo nervioso.

"No te veas sospechoso, idiota"

SERESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora