16: La Pelea

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Alex contó toda la historia con más profundidad a quienes estaban en la mesa. Todos estaban boquiabiertos, extrañados y fascinados. Era algo difícil de creer.

Incluso yo, solo esperaba que un ángel se me acerque y me diga: "Estás en el paraíso", ya que, esto era el paraíso, en toda la extensión de la palabra.

Empezó a sonar una canción y mi cuerpo sabía que ya la había escuchado antes.

-¡Dios me encanta esa canción!- dije, era de Miles, Rearrange.

-¿Quieres ir a bailar?- me dijo Alex ofreciéndome su mano.

-¡Pero claro!

Tomé su mano y nos dirigimos a la pista.

Puse mis brazos en sus hombros y el tomó de mi cintura, no era de ese tipo de canciones electrónicas, era diferente, ni siquiera estaba hecha para ir de fiesta, pero toda la gente se emocionó y empezó a bailarla.

-¿Sabías que yo ayudé a Miles a escribir esa canción?

-¿Lo dices en serio?

-Si, en especial el coro ''You Rearrange My Mind''- empezó a cantar Alex de una manera chistosa imitando a Miles.

Ambos reíamos de las payasadas que él hacía. Pero cada vez nos acercábamos más y más.

Alex se aproximaba cada vez más a mis labios, pero no podía soportar el hecho de que había gente alrededor mirándonos.
Podía hasta sentir que me tocaban con sus miradas. No me importó más. Cerré mis ojos y ambos caímos en un mundo en el que éramos solo el y yo.

Era como volar de entre los demás. Era como sentirse feliz y sedada, como los efectos de una droga.

Los sonidos de cámaras fotográficas aumentaban más y más, los flashes eran desesperantes.

Alex se detuvo y tomó de mi mano.

-Vámonos de aquí...

-Espera, Alex, ¿a dónde vamos?

Alex salió de todo ese grupo de gente y corrió hasta llegar a una puerta que estaba casi escondida al fondo de todo el club.

La abrió y lo único que había eran unas escaleras que llevaban hacia arriba, Alex se apresuró y empezó a subirlas.

-Tranquilo, Alex, no corras- dije.

Él no me escuchó, sólo siguió subiendo las escaleras aceleradamente aún con mi mano en la suya.

Ya llevabámos varias, estaba cansada, era dificil subirlas con un vestido largo y unos tacos a la velocidad que lo hacía Alex, en cualquier momento tropezaría. No entendía porque Alex no paraba, estaba muy desesperado.

Llegamos hasta el tope y había una puerta. Alex la abrió y era el mirador del club. No había nada, ni nadie. Todo era tan vacío y solitario.

-¿Qué fue todo eso Alex?- pregunté agobiada.

Alex no respondía, estaba con sus manos en sus rodillas, respirando muy rápido, mirando al suelo, tratando de descansar su acelerada respiración.

-Alex, ¿estás bien?- pregunté despacio. Me estaba empezando a preocupar.

-Alex, mírame- dije tomando de su rostro y acercándolo al mío n

-Estoy harto, Taby- respondió sin fuerzas.

-¿De qué? Alex...

-De todo eso que acaba de pasar... Los fotógrafos, los paparazzis, los entrevistadores, la gente que no tiene ni un poco de respeto. ¡Apuesto a que si ellos estuvieran en mis zapatos también quisieran algo de privacidad!- gritó enojado, mientras sus ojos miraban al cielo con impotencia.

En la cama de Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora