CARTAS A UN VIEJO AMOR

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5.  Y si de algo estaba segura era que mi vida ya no te pertenecía.
Que sí; sigo escribiendo de tu ruido, pero no como antes.

El lápiz ya no extraña tu nombre; de haber sido así no estuviese escribiendo después de tanto tiempo esto.
Mis versos cambiaron de nombre, de fecha, de guerra y de corazón; ahora puedo decir que se han convertido míos; se tratan ahora de mi amor propio. Y que, aunque no deje de escribirle y dedicarle al dolor mi poesía ya no es todo hacía tu destrozo.

Pero me es mucho más fácil escribir de el. Y quien sabe, quizá después de un tiempo ya no.

Ahora me levanto con las ganas de comerme el mundo, de sonreírle a la vida como si nunca me hubiera dado un golpe bajo; he comenzado a perdonarme y llego el día en el que por fin pude perdonarte a ti; ahora tengo una nueva perspectiva.

¿Qué cambié? Eso lo admito. Quizá me ayudaste aplantar los pies en la tierra y a ser fuerte, quizá más dura y realista; pero al final del día me ayudó a saber que ya no se podía estar en un lugar donde hace tiempo ya me habían echado, entendí que no debí permitir una segunda parte; pues ya estábamos rotos.
Que dolió en su día, pero ahora puedo levantarme con las fuerzas de decir.

Por fin hoy puedo llamarme libre.    

El corazón tiene aires de escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora