CARTAS A UN VIEJO AMOR

324 15 0
                                    

8.  Lléname de nuevo de sabor naranja.

Me gustaría tenerte las madrugadas lloviendo en mi piel, embriagándome del olor de tu boca y pecho, arrodillándome ante tu presencia tan estrellante y estridente; pero no puedo.
Te has convertido solo a recuerdos, pero de los que duelen y caen como granizo en este corazón que dejaste tan frágil.
Y duele saberte estable, contento, tan bello.

¿Qué haces tú para olvidarlo? Abuchearlo e ignorarlo; o al menos como puedes ocultar el dolor si es lo que haces; porque te juro que en mis intentos todo me llama a ti; vivo en ti constantemente, te siento como al aire, te veo por las noches, te huelo en cada libro, cada verso.

Me está matando este silencio.

Llega una noche más, arrasa con todo a su paso, abre la puerta; que la llave está por debajo de la alfombra. Azótala contra la pared y haz lo mismo con mi cuerpo, desaparéceme en tu amor, aunque sea fingido; hazme sentir viva entre tus te amo vacíos.

permíteme contemplar tu rostro agotado y a medio dormir, déjame enredar mis piernas en las tuyas como antes.

Quizá llegue a convencerte de que no vuelves a irte, y de no ser así dame un último adiós, un último suspiro. Aunque no me ames o sí quiera me sientas.
Pero tan solo ven un día más.

El corazón tiene aires de escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora