EL DE LOS OJOS SABOR CAFÉ

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48. En el recuento de los daños podría asegurar que nunca antes me había sentido llena de vida.
La partida de aquel bello ángel me mostró lo que valía la pena vivir, con su ayuda pude reparar los escándalos que había traído la vida y ayudo a que me diera cuenta de que lo que estuvo bien siempre fui yo.

Ya no hay cadenas, ya no hay fantasmas, ni las manías que en su momento fueron lo correcto.
Se acabó todo el mal.

Esta vez quede sola, pero acompañada de mi sonrisa, de mis letras, de mis lágrimas, de la tranquilidad y de poder decir que ahora soy mía y que siempre lo he sido; que aunque llegue otro diablo, maremoto y temblor no permitiré perderme de nuevo. Por qué siempre he estado, solo era cuestión de salir, extender las alas y volar.

El corazón tiene aires de escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora