55. Recibir su adiós no fue más que un movimiento tectónico entre las ideas y mi razón. Verle tras el cristal y suplicarle que volviera a cantar una vez más, o tan solo que soltara su última sonrisa; acabo con la paz; le abrió la puerta a la locura y a un trance de desesperación. Hasta que la luna una noche se tornó más grande que de costumbre; me alcanzo y me grito:
Que el tiempo que me quedaba aún, debía pasarlo y amarlo como cuando él estaba a mi lado; que él seguía en el corazón y que nunca se marcharía de ahí. Pero que ahora era tiempo de dejar de fingir, subirme a aquel rascacielos más alto y gritar que tenía vida.
Ha sido una de las despedidas más duras, pero la que me mostro que sí, que una persona puede sacar lo mejor de ti y que cuando esta se va; no se debe dejar de ser mejor, que al contrario y como muestra de agradecimiento hacia ella; se eleva la vista, miras el cielo y sonríes. Y te dices a ti mismo que es tu momento; que ya no habrá nada más que pueda hacerte caer.
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El corazón tiene aires de escritor
Romance"El corazón tiene aires de escritor" Es una colección de escritos que me dedique a formar en cada uno de los momentos que quedaron bien marcados en mi vida, corazón y alma. Espero que al leerlos les llene de sentimientos la mente y el corazón. Nota:...