EL DE LOS OJOS SABOR CAFÉ

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51. Podía escuchar los golpecitos en el pecho.

Sonaba el corazón rompiéndose por su partida.

Pero aquella vez sonaban por la ausencia, por el fantasma que tanto hizo reír; quien a un costado de mi cuerpo me mostraba las estrellas, las que parecían a sus ojos; a las que muertas les llamaba mientras me miraba y se impactaba con mis gestos.

Sabía que la vida no volvería a saber igual, pues sus besos se llevaron un pedazo de mi alma en cada uno; y se la llevo sin decir un porque, un talvez, un te quiero el mismo que sonaba a gloria cada que lo pronunciaba.

Fue 25 de junio. Se lo llevo el mes y no volví a ver la sonrisa picarona, la chistosa, la que sabía que me tenía a sus pies si eso era lo que quería, la que esperaba volver a ver cada mañana, cada noche y madrugada, la que después de cada guerra de piel aparecía con un abrazo de por medio.

Se fue con quien, sin mencionar palabras sabía que era mío y yo suya, cuya persona podía mover el cielo con un simple roce de su mano con la mía.

Pero ya no más, mi espera será en vano porque por más que suplique un regreso el partió.

El corazón tiene aires de escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora