El reencuentro.

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Cuando desperté por la mañana, mis extremidades dolían, al igual que mis ojos, supuse que era por mi tensión y tanto llorar. — ¡Buenos días corazón! — Entró a la habitación mi tía, tan agraciada y contenta; La verdad, aunque pensaba en ese momento que todo había sido un sueño, estar con mi tía me ponía muy feliz realmente, su ánimo me levantaba totalmente.

Levantó levemente las cortinas, dejando una bandeja con comida. — Hoy trataré de cuidarte lo más posible. — Me miró directamente a los ojos, acercándose a mí y acariciandome la mejilla. — Nos divertiremos con canciones de John y Paul, ¿Te parece? — En cuanto lo dijo, mi ser se quebrantó, manifestandolo en mi rostro. — ¿Pasa algo, cariño?

— Nada, solamente tuve en todo este tiempo, un raro sueño sobre los beatles... — Le dije desanimada, sin embargo sonrió carcajeando a la par.

— Querida, quisiera ser tú para tener esos sueños tan locos. — Empezó a dar vueltas por la habitación, tarateando la canción "Across the Universe" Sí, mi tía era una completa fan.

Verán ; Ella ahorraba cuando era joven para comprar vinilos; Quién sabe dónde habrán quedado. — Quiero soñar otra vez, Tía Vanessa! — Le tiré una almohada, a la par que comenzaba a reírse.

— Hay, cariño; Seguramente sueñas en tu Paul McCartney vestido del uniforme azul del sargento pimienta, así tipo La Cenicienta. — Me volvió a tirar otra vez la almohada, comenzó una guerra a muerte, hasta que un extraño dolor se manifestó en mis costillas, no expresé dolor, sin embargo, fingí para que me dejara sola por unos momentos.

Cuando salió de la habitación, de inmediato subí mi camisa para ver mi torso, No había absolutamente nada, pero aún así me dolían las costillas al chile, tanto que traté de acostarme de lado para poder tranquilizarme.

Después tomé el pozole que había dejado accidentalmente en la cómoda, con unas tostadas que estaban ahí ; Tanto lo extrañaba con su orégano y su carnita, que hasta me quedé totalmente satisfecha, hasta el dolor se me había quitado.

Escuché que mi tía había puesto un disco a todo volumen, una canción que enserio, en esos momentos, no me sentaba bien. — ¡BESAME, BESAME MUUUUCHOOOOOOO! — Mi tía, de plano ya entraba a la Voz.

Así pasaron los días, hasta que al final comprendí que todo era un mal sueño, creado por mi consciencia para esquivar la realidad, hasta que...

Ya había regresado a clases, me encontraba en el salón, tratando de sacar apuntes suficientes para subir la nota. — Muy bien señores, ¿Alguna duda sobre la teoría del espacio tiempo? — Algunas "putitas" estaban prendidas a los pies del profesor, y yo no le veía alguna gracia.

No hubo indicios de algún embarazo aparente, incluso me sentí muy bien al saber que todo era un sueño, y que adentro de mí no tuviera el producto de un maldito sueño.

Me Levanté de mi lugar para pedir unos colores o una lapicera, mi amigo, el mejor, ahora lo habían cambiado hasta la esquina, en la mera ventana. — Princeso, ¿Me prestas colores?

Soltó una risa. — Sigues de mamona, agarra mi lapicera. — Sonrió, la tomé de su lugar para poder sacar los dichosos colores, hasta que en mí corazón, sí, corazón, sentí una punzada muy grande, tanto que me asustó, y como si fuera coincidencia, me volteé a la ventana, me pareciera ver que... McCartney estaba ahí.

De inmediato solté la lapicera de colores al suelo. — Ay, no mames. — Estaba a punto de agacharme, hasta que me detuvo. — Deja lo recojo yo, ¿Estás bien? — Al levantarse de su lugar, fui por entre las sillas para dirijirme al profesor. — ¿Puedo ir al baño? — Pregunté en seco.

Asintió, de inmediato me fui, temblando las piernas, saliendo del salón, yendo por el corredor, buscándolo. — ¿McCartney? — Hasta al último, había alguien de espaldas, con una camisa larga blanca y corbata. — ¿Paul? — Tomé impulso, hasta correr ahí, ya no podía pasar, era zona de primeros y la reja me dividía. — ¡Paul! — Grité lo más fuerte, algunos salones voltearon a verme, pero más él, que me sorprendió y, en realidad sí era él.

La perfecta iba a salir a darme un regaño, y Paul trataba de venir hacía mí, no sabía que hacer.

Así que salí corriendo a la dirección contraria, hasta llegar a la escaleras, escondiéndome; Después bajé hasta cruzar por debajo, dónde me senté en un escalón,  angustiada de lo que estaba sucediendo, tratando de entender qué pasaba.

Sentí otra punzada en mi corazón, junto con unos pasos acelerados venir. — ¡Mathilda! — Me volteé de inmediato, prácticamente quería llorar.

Tanto fue la impresión que cuando subí un escalón me tropecé y valí verga. — ¿Estás bien? — De inmediato vino a ayudarme, tratando de levantarme, sin embargo lo tiré conmigo al suelo y lo abracé muy fuerte.

— ¡Te extrañé, maldita sea!

— ¿Crees que yo no? Siento que pasaron años.

— Pensé que todo era un sueño...

— Tal vez sí sea, pero de los dos..

 Una Joven Fanática © »Paul McCartney « [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora