Una Joven Fanática © »Paul McCartney « [EDITANDO]

Jane, no llores..

Jane se sentó de piernas cruzadas, frente a ella. — Sé que esto suena algo egoísta, pero... — Tragó en seco. — ¿Podría... Desahogarme contigo? — Un pequeño sudor frío recorrió la espalda de Mathilda, suponiendo el propósito de esa velada tan extraña.

— Claro. — Se hecho en la cama, enrollandose y cerrando los ojos, Jane comenzó a sollozar, de nuevo se levantó, comprobando que efectivamente, estaba llorando. — ¿Qué sucede? — Trató de tocarla, está se negó, alejándose un poco, Abrazando sus piernas con timidez. — Jane... No...llores...

— ¡Es imposible! — Tomó una almohada, abrazándola con fuerza. — Lo extraño demasiado... No sé que voy a hacer sin él...— De inmediato, Mathilda golpeó la cama, mostrandose ante ella, la verdadera, la chica que estaba totalmente en contra de lo que decía, sintiendo un grande odio a Paul.

— ¡No debes de pensar en eso! ¡Es un idiota por perderte, un estúpido que solamente piensa en su maldita carrera con ellos! ¡Él no te merecía, desde un principio sabía que no podía hacer dos cosas al mismo tiempo! — Jane Se sorprendió, inclusive sus llantos pararon por un momento, pero Mathilda comenzó a entrar en crisis. — Mira.. Yo te ayudaré a que lo superes..

Jane le platicaba a Mathilda sobre él, sus gustos y las cosas que hacían, mientras pasaba más la noche, Mathilda tuvo que irse temprano, para poder sorprender a Paul, al llegar, todavía no estaba, se enrollo en sus cobijas y se puso a dormir.

Mathilda POV

Estaba en mi cuarto con mi guitarra acústica, afinandola ya que hacía tiempo que no lo hacía, llevaba mis calcetas largas hasta arriba de la rodilla, esas que tienen peluchito adentro, con un short negro con encaje, y mi camisa verde de mangas largas, era inevitable llorar en esos momentos, era de día, apenas las 11 de la mañana, me dolían los ojos de tanto llorar y la garganta de tanto cantar.

Escuché a alguien abrir la puerta principal, entrar torpemente ya que se escuchaba como caían algunas cosas. — ¿Paul, eres tú? — Dije, tomando mi guitarra del mango levantándome de la cama, y asomandome por las escaleras.

Al parecer estaba algo pasado de copas. — Mathilda.. ¿Qué.. haces tan temprano aquí? ¿No... se suponía que te quedarías en la casa de Jane? — Tenía las ropas de Alejandro, con mis lentes geek negros y el cabello totalmente alborotado, bajé las escaleras a verlo, frunci el ceño.

Me acerque a él, poniendome de puntillas a punto de darle un beso, me detuve, mirándole detenidamente.— ¿Por qué hueles a tequila? — Le quité mis lentes. — Un momento.. ¿No se suponía que tú, tú, tú, tú te irías con los demás al Cavern Club? ¿Qué haces con las prendas de Alejandro y pasado de caballitos? — crucé los brazos. — Parece que también tienes aires de prostitutas en antro con música de Bad bunny y Ozuna. — Dejé mi guitarra sobre la mesa.

Dio un suspiro largo, tirándose en el sillón, acostandose completamente. — No me hagas recordar... Me duele mucho la cabeza. — Cubrió su rostro con sus manos. — No sé si era musica, ¡Ni siquiera sé si realmente estaban cantando o haciendo una mala broma! — En realidad estaba algo mal, Alejandro lo había metido dónde no, y tenía que adivinar qué había pasado, tenía algunos golpes en la cara muy pero muy leves.

Tenía una mancha de sangre en la camiseta, distraído que estaba, le subí la camiseta hasta el pecho, para ver que estaba herido. — ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás así? — Saqué mi mochilira de emergencias negra, la cual tenía cosas para primeros auxilios.

— Pff... Estoy bien... Ni me duele.. — Ni siquiera estaba consciente de lo que decía.

— Como güey si estás bien tomado. — Agregué, quitándole la camisa, nl era tan grave pero sí alarmante.