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Al bajar del árbol, los gemelos tenían una sonrisa cómplice en los labios, que hasta de cierta forma se veía "maligna" para las personas a su alrededor, todos al verlos caminar por los pasillos con aquellas sonrisas se pusieron alerta, atentos a cualquier movimiento que indicara una nueva broma en el día, sin embargo sus mentes no podrían estar más alejadas de la realidad.

Sin que nadie se lo esperara, los gemelos abordaron a nada más y nada menos que a un rubio platinado y a un pelinegro despeinado en una de los pasillos del colegio. Lo que realmente llamó la atención de todos fue que lo hicieron cuando estaban por empezar otra riña sin justificación aparente.

—Lo sabemos—dijeron al unísono.

Con esa sonrisa y la frase, los menores no pudieron más que ponerse nerviosos al punto en el que Draco miró a los lados, asegurándose de que nadie mas escuchara, y al encontrar a alguien lanzaba una de las miradas matadoras que lograba congelar o hacer huír a las personas.

—¿Qué saben?—interrogo Harry con los ojos entrecerrados, tratando de no demostrar lo inseguro que se sentía.

—No son muy discretos—empezó George pareciendo enteramente decepcionado.

—Deberían ver quien está en el árbol primero—siguió Fred moviendo las cejas de manera insinuante.

Ambos chicos se tensaron en un instante, avergonzados y hasta cierta parte molestos por el descubrimiento de los gemelos.

—No se atrevan contarlo Weasley-—amenazó Draco sin éxito, su voz temblaba y buscaba la mano de Harry, suponieron que por reflejo.

Fred se puso en sus lugares- aunque la verdad nunca contaría algo así- y se sintió mal, era verdad que no le interesaría tener una relación en secreto con George si así pudiera darle el cariño que quería y necesitaba darle.

Pero la pena lo embargo al verlo en la posición de Draco, haciéndose el fuerte aun cuando el miedo se reflejaba en sus ojos, temiendo que su relación saliera a la luz.

—No lo haremos—resto importancia alzando los hombros y dejándolos caer a los segundos—.No tenemos razón para hacerlo.

Los menores suspiraron más tranquilos, hasta que Draco volvió a tensarse y los miro con detenimiento.
—¿No quieren nada a cambió por nuestro silencio?.

—Suena tentador—dijo George con una sonrisa—.Pero me temo que sería muy Slytherin, y no me interesa arruinar una relación.

Harry sonrió y movió los labios formando un gracias, y con la mejor actuación que tuvieron, la pareja se alejó por caminos distintos, Draco son su porte altanero les dirigió una sonrisa que para el resto era de pura burla, mientras que ellos sabían que era de agradecimiento.

—George tengo hambre—rompió el silencio Fred haciendo muecas extrañas.

Su hermano rió y lo jaló hasta diversos pasillos y pasadizos que ya habían aprendido antes con el mapa del merodeador.

En algún punto del camino, como acostumbraban para no quedarse atrás en una gran travesura se habían tomado de las manos, y Fred no lo paso por alto, disfrutando del calor de la mano de su hermano y la sonrisa que llevaba en sus labios mientras caminaban a la cocina.

Llegaron al rato a un retrato, con un tazón de frutas en el.

—Te doy los honores—Fred se inclinó imitando a un príncipe, con una sonrisa.

—Gracias, gracias—le siguió el juego George riendo y puso uno de sus dedos sobre la pera del retrato, haciéndole cosquillas hasta que apareció la perilla de la puerta y abrió.

Entraron por el hueco del retrato, y como siempre, los elfos estaban maravillados con su visita, ofreciéndoles comida que Fred aceptó gustoso.

Al sentarse en la mesa recibieron tazas con té, tostadas y huevos revueltos que empezaron a comer con una sonrisa y no fue hasta el siguiente plato que Fred casi escupe la comida.

George estaba despreocupado comiendo una fresa de su tazón de frutas, humedeciendo sus labios con el jugo de la fruta y terminando por lamerlos debes en cuando.

«Auto-control, auto-control» Se decía Fred en su mente como mantra, tratando de dirigir su atención a otra cosa que no fueran los carnosos y rojizos labios de su hermano.

—Ugh...estas fresas son deliciosas—susurró en algún punto George.

Estaba demás decir que la tela que componía el pantalón de Fred ya estaba más que arrugado al estar apresado en sus manos por tanto tiempo y empezaba a sentir que estaba más ajustado en la zona de su entrepierna.

«Mierda» mordió su labio con fuerza, y al sentir dolor decidió morder una manzana que estaba en su tazón, sintiendo un pequeño tirón y el cosquilleo en su pelvis cada que George soltaba un sonido de placer inocente ante el sabor de la fruta.

Al regresar a la sala común George se sentó en una de los sofás esperando que su hermano hiciera lo mismo, sin embargo, Fred subió tal y como una bala a las habitaciones, excusándose con que debía ir al baño.

Debía arreglar el problema en sus pantalones antes de que alguien se diera cuenta.

🎀🎀🎀

Al salir del baño sintió su cara arder, allí, sentado en la cama con un maltratado cuaderno entre las manos estaba George, una sonrisa burlona bailaba en sus labios mientras veía su estado con entretenimiento y no era para menos ya que él no estaba en uno de sus mejores momentos.

—Freddie, ¿qué hiciste tanto en el baño?.

—Jum... Nada—dijo el pelirrojo mientras se miraba al espejo, en ese momento supo que no podría escapar de su -para mala suerte- detallista hermano.

Sus mejillas aún conservaban un tenue color rojizo por la actividad anterior y sus ojos aún estaban oscurecidos, también tenía el cabello pegado a la frente, claro que aquello podría decirse que era a causa del agua.

—A mi no me engañas—señaló George con una sonrisa socarrona—.Estuviste haciendo cosas indebidas en ese baño.

—Claro que no, ya callate—bufo y se acostó a su lado, ignorando la habladuría del chico mientras se envolvía en las sábanas, sintiendo ahora sus mejillas sonrojarse por la vergüenza de ser descubierto.

Mi rayo de luz (FredxGeorge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora