El olor a agua salada y la brisa era lo que le encantaba a Fred de aquél lugar, sin duda George había escogido bien y ahora el podría disfrutar de un día tranquilo en un lugar soleado, con la persona que le gusta y con comida deliciosa.
—Me alegra que te guste—George apareció a su lado con una sonrisa y dos platos repletos de comida.
—Creo que ya me dio hambre—susurró el chico mirando los platos, no sabía si empezar por la ensalada, los mariscos o el pescado, todo se veía demasiado apetitoso.
—Come lo que desees—su hermano se sentó a su lado y suspiró, su mirada estaba pérdida en la hermosa vista del lugar—.¿Sabes para que te traje aquí?.
Fred lo miró con una sonrisa juguetona bailando en sus labios y dejando un camarón a medio comer en el plato preguntó:
—¿Para lanzarme por el acantilado?—probó, acercándose más a él —.Te lo digo ahora hermano, moriría feliz, pronto tendré el estómago lleno.
George rió relajado y limpió crema de la comisura de los labios de su hermano con su pulgar.
—No, no te traje a eso, pero si no me dejas algo de comer podría pensármelo.
—¡He, pero si dijiste que comiera lo que quisiera!—reprochó el chico con un leve rubor.
—¿Y quien te llevaría de paseo por el lugar si dejas a tu guía con hambre?—Fred hizo un puchero y George no pudo evitar abrazarlo, lo extraño, realmente extraño a su hermano y no pensaba dejarlo nunca más—.Desmayarás a tu guapo guía.
—Bien, te dejaré algo...pero solo porqué eres mi guía.
Ambos se sonrieron y empezaron a comer con tranquilidad, hablando se todo y nada mientras miraban a algunas aves u otro animal pasar por el lugar. Al terminar, ambos se levantaron por unas bebidas y fueron en busca de los tesoros prometidos por el gemelo malo –como lo había apodado Ron la noche anterior, o tal vez antes-.
—Esto me da miedo, ¡George, no te adelantes!—gimió el chico mirando los imponentes acantilados de un blanco puro y acentuado por vetas de pedernal negro, era hermoso y terrorífico a la vez—.¿Cuanto dices que tiene de altura?.
—106 metros—contestó el chico con simpleza, mirando al piso en busca de alguna piedra especialmente linda para su hermano.
Fred aguantó la mano de su hermano con fuerza, mitad asustado y mitad aprovechándose de la situación, ¿pero quien no estaría asustado?, el jefe del restaurante al que habían pedido la comida lo había dicho perfectamente claro.
"—Deben tener cuidado, estos acantilados se continúan erosionando a una tasa de centímetro por año, en ocasiones son centímetros en la orilla, otras varios metros a la vez, por seguridad deben estar a al menos cinco metros del borde. No se sabe exactamente cuando puede suceder."
—Freddie, estamos bien, solo no debemos estar tan cerca y podremos disfrutar de todo—George entrelazó sus dedos enviando corrientes eléctricas a la espina dorsal de su gemelo.
«Se siente tan bien» Pensó Fred, permitiéndose disfrutar del calor que desprendía su hermano.
—Bien, confío en ti.
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—Oye, nunca me dijiste porque me trajiste hasta aquí—susurro Fred adormilado.Pasaron la mañana y parte de la tarde buscando piedras en las pozas rocosas y para la felicidad de Fred habían encontrado algunas realmente preciosas, ahora se encontraban nuevamente mirando la vista mientras Fred descansaba en el regazo de su hermano.
—Un "lo siento" no arreglaría todo, quería hacer algo especial para ti y...se que te encantan estos lugares—una sonrisa apareció en los labios de Fred y, tomando todo el valor que pudo depósito un casto beso en los labios de su hermano.
George quedó unos segundos paralizados y sonrió, ya se esperaba aquello.
—Freddie, es malo robarle besos a las personas ¿con qué mala influencia has estado?—Fred se sorprendió, hasta cierto punto tenía miedo de haber arruinado el día, sin embargo su hermano solo reía y hablaba con voz suave.
—El profesor Snape no es mala influencia—sus mejillas se inflaron en un puchero y se arreglo mejor en las piernas de su hermano.
—¿Besaste al profesor Snape?.
—No, el que me enseño fue Sirio—las tantas veces que vio al imponente perro sobre su padre lamiéndole la comisura de los labios mientras este luchaba para quitarlo de encima.
Fred cubrió su boca riendo.—¿Besaste a un perro?—se horrorizó George.
Fred volvió a reír, recostándose en el pecho de su hermano.—¿Es posible que estés celoso?. De Sev, no de Sirio he.
—¿Qué? Claro que no, yo soy más guapo que Snape y seguro que mis besos son mejores.
—A...¿entonces admites que es guapo?—siguió picando Fred hasta que George lo atacó con cosquillas.
—No vuelvas a poner palabras en mi boca pelirrojo.
—T-tu...—risa—.Tam...también, ¡G-george para!—risa.
—Dejame pensarlo—el chico fingió realmente pensarlo y luego cambió las cosquillas por un abrazo—.Eres bueno convenciéndome.
Fred sonrió y se recostó en su hombro recuperando la respiración, era una verdadera suerte estar solos en aquel lugar.
—George...
—Um...—Fred miró el perfil de su hermano con una sonrisa, realmente lo había extrañado.
—Te quiero—Te amo—.De verdad te quiero.
—Y yo a ti, Freddie.
Ambos sonrieron y miraron al cielo pintado con los colores de atardecer, el azúl y el rosa se mezclaban dando un espectáculo hermoso, algunos pizcas de morado lograban dar el toque único en todo aquello.
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—Al fin llegan ¿donde estaban?—pregunto la profesora McGonagall con mirada severa.—En la playa—dijo Fred señalando su bolso repleto de ropa.
—Pasando el día—sonrió George también mostrando otro bolso con piedras preciosas y una cámara.
—¡Un día espectacular!—dijeron ambos al unísono.
La profesora–que siempre tuvo debilidad por los alborotadores de su casa– sonrió al ver el brillo de felicidad que hace un tiempo había perdido la mirada de Fred y luego de alborotarles el cabello a ambos siguió su camino.
—Espero verlos en la cena.
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—Estoy cansado—gimió Fred tirándose a la cama—.Um...esto es lo más suave en el mundo.George se acostó a su lado y lo abrazó oliendo su cabello y cuello—.Hueles delicioso Freddie, de verdad.
—No dejas de decirlo, ya deja mi cuello—sus mejillas se tiñeron de rojo al sentir la respiración de pelirrojo en su piel—.Me haces las cosas más difíciles George.
El nombrado se separó con una sonrisa y miro a su hermano a los ojos.
—Lo he pensado—dijo empezando a acariciar su cabello.
—¿Pensado? ¿Qué, qué has pensado?.
George se acercó a su rostro y le dio un efímero beso a su hermano—He pensado en darte una oportunidad, Freddie.
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Mi rayo de luz (FredxGeorge)
RandomFred sabía que lo que sentía por su hermano no era amor fraternal, sabía que desde aquella tarde de verano los sentimientos que creía sentir por él habían cambiado drásticamente. ¿Trato de ocultarlo? Claro que sí, trató de hacerlo, pero hubo un inc...