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El sábado había llegado y con ello otra salida a Hogsmeade, Fred se había levantado a las siete en punto, se arreglo un poco y bajó al despacho de su profesor para desayunar juntos, tal y como le había prometido.

Cuando llegó este estaba sirviéndose té, un plato con panqueques con miel, salchichas, tocino y jugo estaba del otro lado de la mesa, frente a él.

—Llegue, tal y como prometí—se sentó con una sonrisa y probó el jugo—.Fresa, delicioso.

—Me alegra que hayas llegado, y que te guste el desayuno—el pelinegro bebió de su té y dejó la taza en la mesa—.¿Dormiste bien?.

—Si, muy bien—dijo con una sonrisa—.¿Y tú? ¿dormiste bien?.

—No, se puede decir que...tuve una pesadilla—se encongió de hombros restándole importancia y empezó a comer.

Fred lo examinó con la mirada, se notaba un poco cansado y unas ojeras estaban bajo sus ojos negros.

—¿Qué pesadilla tuviste?—preguntó con interés el pelirrojo.

—Nada importante, algo tuvo que ver con Sirio—el perro se acercó a él moviendo la cola y dejó su cabeza en las piernas de Snape—.¿Ya comiste chucho feo?.

El perro ladró en protesta y se sentó a su lado mirando a un punto indefinido.

—Vaya, cada vez se comporta más como tú, te esta ignorando—bromeó el menor mientras llevaba una salchicha a su boca.

—Si, aveces me da escalofríos—el ojinegro llevó una tostada a su boca y miro la hora—.¿Hoy irás a hogsmeade?.

El pelirrojo hizo una mueca y negó, por muy loco que parezca, ese día prefería quedarse con su profesor haciendo alguna poción.

—¿Hay algo que debas hacer hoy? ¿alguna poción?.

—Pensé que querrías pasar el día con George, ya sabes, comprando esos juguetitos de bromas en Zonco para darle dolor de cabeza a Minerva.

Fred empezó a reír y miró a su profesor divertido.

—¿Estas diciendo que extrañas que le de dolores de cabeza a la profesora McGonagall?.

—...Tal vez—se encogió de hombros y le dio su última tostada a Sirius—.De todas formas, hoy estaré haciendo una poción complicada y no quiero distracciones, incluso encerraré a Sirio en mi habitación.

Fred soltó una carcajada al ver como Sirio lo miraba lloriqueando y se lanzaba sobre el lamiendo su cara y, para disgusto de su profesor, los labios.
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George abrazó a Fred en uno de los pasillos cuando este iba a salir del castillo, debía decirle, por fin, de la salida que había planeado.

—Fred, al fin te encuentro—una sonrisa se extendió por sus labios—.Debo decirte algo.

El chico lo miró con una pequeña sonrisa, esperando a que hablara sin parar de caminar.

—Planeé una salida, para mañana, a la playa.

Fred lo pensó unos segundos y asintió, por nada del mundo se perdería un viaje a la playa y menos uno planeado por George, especial para ambos.

—Iremos solos ¿verdad?—preguntó, quería asegurarse antes de fantasear más.

—Claro que sí, todo el día para nosotros.

Ambos sonrieron y salieron rumbo a Hogsmeade, dispuestos a comprar cuanto pudieran de los dulces en Honeydukes y llenarse los bolsillos con los artículos de bromas de Zonco.
•••

Theodore Nott era,tal vez, uno de los chicos más reservados en Slytherin y, cabe decir que también uno de los más listos, se paseaba siempre con sus amigos por los pasillos como si les pertenecieran, con paso elegante y una máscara de frialdad ensayadas durante horas en el espejo, nunca se le escapaba ningún detalle del comportamiento que tenían las personas a su alrededor; fácilmente podía saber quien le mentía con solo ver un movimiento y por ello, cuando interrogó a su mejor amigo, Blaise Zabini sobre su nueva investigación de los leones no tardó más de un minuto en empezar a reírse como si le hubieran contado la cosa mas divertida en el universo.

—Claro, entonces según tú, mientras más observes al Weasley, más aprendes sobre nuestros ¿enemigos?—Blaise abrió los ojos al máximo y balbuceó por unos segundos.

—Yo nunca mencioné a Ronald—error, soy un verdadero idiota. Se recriminó al fijarse en lo que había dicho—.No lo digas, por favor Theo...no lo digas.

—¿Ahora me tratas de soplón?—se ofendió el chico antes de tirarle una almohada—.Nunca más Zabini, o lo próximo que te lanzaré no será una almohada.

Blaise alzó los brazos y se sentó en su cama evitando reírse.

—Bien, bien. No le dirás a nadie mi secreto.

—Pues todos se darán cuenta de tu secreto si sigues mirando con tanta insistencia a ese león—Blaise bufo y Theodore solo se recostó en su cama, un libro entre manos y la completa relajación de su cuerpo apenas empezó a leer la primera línea.

Mi rayo de luz (FredxGeorge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora