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-Suspira, relajate, prometo que no dolerá tanto-susurro con calma el pelinegro mirando a los ojos al pelirrojo.

-S-sev arde-lloriqueo aguantando las sabanas con fuerza-duele...duele, ¡duele!.

-Shh, Fred espera un poco, solo tardará un segundo lo prometo.

-Pero...-un gemido de dolor escapó de sus labios y golpeó el hombro del pocionista por reflejo.

-Juro que mataré a esa chica-gruño el pocionista en voz baja y paso el pañuelo húmedo por la pierna ensangrentada de Fred-.Tu madre viene mañana ¿no?.

Fred asintió con los ojos llorosos y abrazo a Sirio con fuerza soltando gimoteos lastimeros, su hermano entró a la enfermería en ese momento y se acercó preocupado.

-¡¿Pero que te pasó?!-un jadeo de sorpresa salió de sus labios al ver el gran corte que tenía su gemelo en la pierna, y que además, tenía pequeños vidrios incrustados.

El pocionista no le prestó atención alguna y siguió con el trabajo de limpiar e ir retirando con magia los vidrios más pequeños.

-Tu chicle loca me atacó-reprochó con enojo y se abrazo más a Sirio que gruño ante la mención de la castaña.

La mirada de George se ensombreció y su mandíbula se tensó, cada vez odiaba más a esa chica y se volvió a golpear mentalmente por haber bebido el jugo que ella gentilmente había preparado la vez que estudiaron juntos en la biblioteca.

Se acercó a su gemelo por detrás y lo abrazo al ver las lágrimas recorrer sus mejillas ¿por qué no le habían dado la poción anestésica?.

-Profesor Snape-llamó George y este solo hizo un sonido con su garganta avisando que lo escuchaba-.¿Por qué no le dieron la poción anestésica?.

-Pues, las aventura del señor Potter terminaron con las reservas y, debido a que Madame Pomfrey salió a San Mungo por una semana, no sabía que se habían acabado-respondió sin despegar la mirada de la herida de su hijo.

George asintió y acarició el cabello de Fred al ver que había cedido un poco a su abrazo -tal vez inconscientemente-.

Unos minutos después ya la herida estaba limpia y cerrada, el pocionista prometió que en cuanto llegara a su despacho haría especialmente para él una poción para el dolor y, besándolo en la frente se retiró junto con Sirio -quien había lamido la mejilla del pelirrojo y había dado una mirada de advertencia a su gemelo- o eso interpretó George.

Con un suspiro Fred se recostó en la camilla y miro a su gemelo, esperando tal vez un reclamo o una disculpa, para su sorpresa fue su segunda opción.

-Soy la persona más detestable del universo, lo lamento Freddie-susurro temeroso de meter la pata y con movimientos delicados aguantó la mano de Fred.

»Esa chica me dio una poción, juro que es cierto-dijo cuando miro a su gemelo arquear la ceja a todo el estilo Snape-.Me la dio por primera vez cuando Mcgonagall nos asignó para el ensayo de transformaciones ¿recuerdas?, ese que no nos permitió hacer juntos porque sabía que probablemente sólo copiaríamos del libro.

Fred rió bajo al tener el recuerdo de la profesora Mcgonagall con una mirada severa pidiéndoles que se separaran.

»Sólo...sólo me dejé llevar por su belleza y bebí el jugo sin rechistar, por ella empecé a dejarte de lado cuando...cuando necesitabas todo mi apoyo-susurro mordiendo su labio, recordando la cara llorosa de su hermano al momento de confesarse-.Pero nunca más pasará Freddie. Lo prometo.

Fred lo examinó con la mirada como un digno Slytherin y su hermano se preguntó si el sombrero seleccionador lo cambiaría de casa si se lo pusieran en ese instante.

Mi rayo de luz (FredxGeorge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora