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George llegó a su habitación en la torre Gryffindor agotado, después de pasar el día entero en el mundo muggle junto a la pareja divertida de todo hogwarts-y la menos esperada, debe decir-al fin había encontrado un restaurante que,a opinión de los tres, era perfecto para la ocasión.

Era un restaurante de comida "tropical" ubicado a quince minutos del Acantilado de la Bahía de Botany, en el condado de Kent.

El plan era llevarlo después de la cena al acantilado y si tenían suerte encontrarlo durante la marea baja, por reseñas de los lugareños escuchó que era divertido aventurarse por las cuevas y, si tenían suerte, podría encontrar algunas piedras preciosas en las pozas rocosas.

Ahora sólo debía pensar en como invitarlo sin terminar de arruinar su relación y esperaba que los rumores de su ya inexistente noviazgo con la Hufflepuff haya llegado a sus oídos.

Sin mirar se lanzó a su cama y cayó al piso al sentir que alguien gritaba debajo de él, un poco desorientado miró su cama y se sobresalto aún más al ver a Felicia recostada en ella.

-¿Pero qué...? ¿qué haces aquí?.

La castaña acarició su pierna y se sentó con las piernas ligeramente abiertas, dejando ver su falta de ropa interior bajo su diminuta falda.

-Perdón amor, me quede dormida esperándote-hizo un puchero que pronto se le hizo desagradable al pelirrojo, algo raro pues, días antes le parecía totalmente adorable.

-Primero: ¿qué? Y segundo: ¿amor?-se levantó del piso como un resorte y acarició su espalda baja-.¿Te lanzaron algún hechizo aturdidor Felicia? Hace algunas horas querías matarme por dejarte.

La chica se tensó un poco y sus ojos se oscurecieron por un segundo.

-Oh amor ¡estoy perfectamente bien!-se levantó de la cama con una sonrisa dulce, que George logró ver era realmente falsa-.Se que seguramente estas tenso por todo esto de...Fred y sus estúpidos celos.

La mandíbula de George se apretó al ver el desprecio con el que la chica pronunció el nombre de su hermano.

«¿Antes lo decía así?» Se preguntó, nunca se dio cuenta realmente.

»Pero tranquilo...mira te traje este jugo de calabaza porque no llegaste a la cena-le extendió el jugo con una sonrisa-.Y también este sándwich, se que te gusta-le entregó también un sándwich de queso y tocino.

George lo tomó todo con duda y lo dejo de nuevo sobre la mesa de noche, esto no era normal.

-Sabes que fácilmente pude ir a la cocina...

-Pero yo quería traerlo, George, bebe el jugo.

-¿Qué?-preguntó.

-Que bebas el jugo, te gustará.

-No quiero, no tengo sed, debemos hablar.

George se asustó en el momento en el que la castaña empezó a hiperventilar y chilló con molestia.

-¡¡Debes beberlo!! ¡tarde horas haciendo la poción!.

-¿Qué?-retrocedió alerta-.¿De qué poción hablas?.

-¡¡BEBE EL JUGO!!.

George sacó su varita y la petrificó, sus manos temblaban y su corazón parecía que se saldría en cualquier momento de su pecho; ¿con que clase de loca se supone que había estado?.

Para su suerte Lee Jordan había escuchado el escandalo y había llamado a la profesora Mcgonagall quien al entrar lo miro con severidad, tenía la impresión de que le harían un largo interrogatorio.
•••

-Esa no es la planta que te pedí-dijo Severus con tranquilidad mientras picaba algunos hongos, el pelirrojo hizo puchero y miró la plata como si fuera la peor cosa del mundo.

-No se de que planta me habla, nunca e leído o escuchado sobre ella.

El pelinegro le acercó su libro con la daga de plata y siguió con su trabajo, impasible.

-Pagina 328, lee sobre ella y aprenderla, tendrás que hacer un ensayo y traermelo mañana.

-¡Hey! Pero si esto no es clase-lloriqueo el menor frotando uno de sus ojos y empezando a leer.

Severus sonrió imperceptiblemente y echó los hongos a la poción que trataba de mejorar, se sentía bien tener al pelirrojo merodeando por doquier en su laboratorio, en especial porque lo ayudaba con sus pociones.

-¿Has dormido bien?-preguntó el pocionista al ver que bostezaba y volvía a frotar sus ojos.

-Es...es la poción-susurro-.Me a tenido somnoliento el día entero.

Severus comprendió enseguida, los ajustes que le había hecho a la poción relajante provocaban somnolencia a las personas que la bebían, aunque el resultado era mejor que el anterior.

-Seguiré ajustándola-dijo con simpleza y dejó la poción reposar-.Vamos a dormir.

Fred se levantó enseguida y se metió a la cama de su profesor sin pensarlo, abrazando a Sirio y quedando dormido apenas tocó el suave pelaje.

-¿Tu también tienes sueño?-preguntó Severus extrañado a su mascota-.Ahora que lo pienso ¿donde te metiste anoche?.

Sirius lo escuchó atento a pesar del sueño, alegrándose de que su pocionista se haya dado cuenta de la falta de su calor la noche anterior, movió su cola y rasguño la parte libre de la cama, invitándolo a acostarse también.

•••

-Sabía que algo raro ocurría con esa chica-dijo Harry tras ver como habían sacado a la castaña de la torre de Gryffindor.

-Si, solo espero que no la dejen estar más en el colegio-dijo Hermione y se sentó en el sofá ojeando su libro de pociones-.Es simplemente inaceptable su comportamiento.

Ron la apoyó con un asentimiento y se sentó en el piso junto a la chimenea.

-¿Creen que ahora los gemelos dejen de tener problemas?-el pelirrojo miro sus manos suspirando, no le gustaba ver a su hermanos separados.

-Claro que...

-¡Aquí está!-dijo Hermione con una sonrisa triunfante, los chicos la miraron esperando a que dijera algo-.La poción que uso Felicia en George.

El dúo de amigos se acerco interesado hacía ella y prestaron total atención a su lectura.

La poción se trataba de un derivado de la amortentia, uno más fácil y rápido de preparar pero con los mismos efectos, solo que esta no provoca la obsesión típica de ella, el único error en aquella poción era que el que la tomaba podía tener pequeños flashes de lucidez hasta volver a tener sus sentidos al cien por ciento.

Esto no le agradó al trio de oro en absoluto y se prometieron hacer una búsqueda exhaustiva en Hufflepuff antes de su próximo viaje a hogsmeade.

Mi rayo de luz (FredxGeorge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora