Capítulo 1 -¡Comenzando la fricción!

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A pesar de encontrarse ya sobre el taxi yendo hacia el que sería su nuevo hogar hasta el final de su carrera, tenía dudas, no podía evitar sentir una enorme inseguridad al imaginar que estaba equivocándose. No era la típica situación donde decidía algo impulsivamente como siempre, esto era algo a proporciones más colosales, estaba dejando su ciudad, el estado donde había nacido, sus abuelos, su hogar y por supuesto, todos los lugares donde había formado recuerdos con sus padres, recuerdos que eran tan valiosos como su vida o incluso más.
Keith no supo en qué momento sucedió, pero justo cuando el taxi se estacionó frente a una gran casa de color amarillo paja con blanco descubrió que había lagrimas resbalando por sus mejillas, el dolor en su corazón aun permanecía fresco.

—Llegamos, joven —El taxista observó a Keith por el retrovisor y éste inmediatamente secó las lágrimas con la manga de su chaqueta roja.

—Gracias, aquí está el pago —dijo extendiendo el efectivo por encima del asiento del copiloto.

El hombre asintió tomando el pago que el pelinegro le ofrecía para después bajar y ayudarle a sacar el equipaje que se encontraba en el maletero.

—Que le vaya bien —Fue lo último que dijo aquel hombre antes de cerrar el maletero y subir al taxi para echarlo a andar.

Ya no había vuelta atrás, ya estaba ahí, listo para comenzar.

"Es hora de que comiences a ver por ti como ellos lo hacían." Eso era lo que su mejor amigo Shiro le había dicho, el ultimo empujón para cruzar medio país.

Keith levantó el equipaje del pavimento, comenzando a caminar por un pequeño camino simulado por piedras planas que cruzaban un jardín decentemente cuidado. La casa parecía más bonita de cerca para él; tenía un pequeño frente decorado con un tapete, techo caído, una planta colgando en unas de las esquinas y en el segundo piso, por el frente le decoraba una pequeña terraza techada, solo había un detalle, parecía estar vacía.

—¿No se supone que ya salió de las clases? —murmuró tocando el timbre por tercera vez. Estaba comenzando a cansarse de esperar, la paciencia no era una de las maravillosas virtudes con las que había sido bendecido.

—¿Puedo ayudarte? —Se escuchó una voz femenina, suave pero firme a sus espaldas. Cuando el pelinegro se giró, se encontró con una joven de cabello blanquecino que poseía unos ojos de un color bastante peculiar y una mochila sobre su hombro.

—Sí, estoy buscando a un chico llamado Shiro, me dijo que vivía en esta dirección y... —Keith ni siquiera pudo terminar, la chica morena sonrió de par en par sujetando sus manos con emoción.

—¡Por supuesto, tú debes ser Keith! —La joven se acercó a la puerta para abrirla y darle el paso aún con la sonrisa sobre su rostro —. Shiro habló mucho de ti, pasa por favor.

—¿Te habló de mí? —Él entró al interior de la casa con el equipaje —. Espera, ¿tú también vives aquí?

—¡Claro!, vivimos juntos —respondió mientras dejaba su mochila sobre el sofá tranquilamente. Fue entonces cuando la joven notó la expresión ¿petrificada? Del pelinegro — ¿No te lo había dicho antes de venir a California?

—No, él no me comentó que tenía algo... serio, lo siento —Keith sintió una leve presión en el pecho al pensar que en esa hermosa casa vivía su mejor amigo y una chica, solos, en una casa enorme, con cuartos, las veinte y cuatro horas, solos, compartiendo las mañanas y las noches, solos, comiendo juntos, ¿ya había mencionado solos?

—¿Algo serio? —Enarcó la ceja confundida, después de unos momentos analizando parecía comprender el pequeño error de comunicación que estaba sucediendo con el chico —Espera, yo no tengo nada con Shiro, solo una simple amistad. No creo que... oh dios, Keith, ¿Shiro te comentó la situación de la casa?

El chico llamado LANCE - Klance AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora