2. Luke

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Nadie me había hablado así. Nunca. Esa chica ya me sacaba de quicio, y la acababa de conocer.

Inocentemente, fui a secretaria para informarme sobre nuestro nuevo entrenador, y esa pequeñaja que coló delante de mí.
Es morena, de ojos color miel, muy bonitos (Luke, céntrate). Llevaba puestos unos vaqueros azules ajustados, una camiseta corta ( la cual, por debajo, dejaba ver unas cuantas líneas recorriéndole la espalda), unas Vans y una mochila de la misma marca.

No estaba mal, pero era muy enervante.

Salió, pero tardé en reaccionar un rato. No sé si fue por lo que me acababa de decir o por otra cosa.
Salí de allí y fui detrás de ella. Idiota por mi parte (de hecho, muy idiota).

-Oye -dije, sin obtener ningún tipo de respuesta por su parte- ¡OYE!- tampoco. Lo dicho. Enervante. Le cogí de la muñeca y esta vez si se giró- Hola- le puse mi mejor sonrisa. Pero no pasó nada. Todas me miraban deseantes de que les hiciera caso, pero ella me miraba con cara de asco- Soy Luke

-Me alegro- y se volvió a girar hacia el otro sentido

-¿Cómo te llamas?- no sabía qué más hacer

-¿Sabes dónde está la clase de filosofía de 2º de Bach?- bella y sutil forma de ignorarme. En ese momento sonó la sirena- Mierda- susurró

-Claro, yo también voy a esa- la cogí de la mano (pensaba que me iba a pegar o algo así, pero al final no hizo nada) y corrí arrastrándola conmigo.

Cuando llegamos a la puerta me soltó rápidamente la mano, me sorprendió, peté a la puerta y entré con ella detrás de mi. Por suerte la profesora Martin era una persona "normal" y no nos gritaría al llegar tarde.

-Llega tarde señor Abell... y compañía- sus ojos se fijaron en ella, amables, como siempre. Aproveché para sentarme en mi sitio habitual. Le susurró algo y ella asintió. Me encanta observar esa chica. Es un misterio.

-¡Chicos! Ésta es vuestra nueva compañera... Maxine Allen- Le miré detenidamente. Definitivamente tenía cara de Maxine

-Max- la profe la miró extrañada-. Prefiero que me llamen Max

-Vale... Max- dijo la profe sonriendo- Siéntate allí- dijo señalando un sitio a mi lado

-Eee... vale- dijo poco convencida

-Bueno chicos... hoy pondremos los exámenes de este trimestre- se oyeron quejas del fondo-... no... mejor haremos otra cosa...- se quedó pensativa durante un momento- vale... por parejas haréis un único trabajo que contará el 80% de la nota final- todos empezaron a gritar emocionados y preguntar quién quería ir con quien.

A mi no me hacía ilusión porque ninguno de mis amigos estaba en esta clase.
Curiosamente, Max estaba tan alegre como yo. 

-YA ESTÁ BIEN- gritó la profesora-. Como claramente no sabéis organizaros, yo haré las parejas. Por orden de lista- todos se callaron y pusieron mala cara-. Me habéis obligado a hacerlo, lo siento chicos- cogió un papel en el que supuse que tenía la lista-. Veamos... Luke Abell con Maxine Allen- Me miró asqueada y yo hice igual. Ella estaba levantando la mano para quejarse- Como a alguien se le ocurra la maravillosa idea de quejarse de la pareja que le ha tocado, o intercambiar miembros tendrán un cero en mi asignatura- dijo, causando que Max bajara automáticamente la mano.

Acabó de nombrar las parejas y nos dijo que nos pusiéramos a hablar exclusivamente sobre el tema del trabajo.

Nosotros al final escogimos los personajes más importantes de filosofía.
Un día de estos teníamos que quedar pero como aún era para el 9 de diciembre no le dije nada.

En cuanto sonó la campana Max salió prácticamente corriendo del aula.
No la vi en las siguientes dos horas.

Al llegar a la cafetería me encontré con Peter en la mesa de siempre. Nos conocemos de toda la vida, somos como hermanos.

-Hola, Lukie- dijo con una sonrisa. Odiaba que me llamasen así y Peter lo sabía de sobra

-Hola, Roberto- su cara se describiría como un claro estás muerto.

Odia su segundo nombre, yo en cambio, lo adoro. Comimos mientras hablábamos.

-Te veo raro

-No me pasa nada

-Y una mierda... una mierda como un piano - me reí-. Te conozco. Dímelo... Ya

-Ésta mañana conocí a una chica- puso cara de interés- y... - en ese momento entró ella por la puerta con un chico de nuestro curso. Sonreía.

Me quedé mirándola sin ningún pensamiento fijo.
Peter se dió cuenta y dirigió su mirada a donde estaba la mía.

-Definitivamente tienes muy buen gusto- dijo mirándola de arriba a abajo- pero no parece de las fáciles

-Peter... no me la quiero tirar

-Ya... solo la desnudabas con la mirada, no te jode- cogí un puñado de patatas fritas y se las tiré a la cara

-Cállate- le dije, riendo

Dos docenas de rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora