Esperé. Esperé durante horas una sola llamada, pero no llegaba. Jamie me agarraba de la mano y me decía que me iban a llamar tarde o temprano. Cuando se enteró del incendio les avisó al instante y le contestaron que ya contactarían conmigo.
Inspiré profundamente. No van a llamar. Les conozco. No lo van a hacer.
Marqué desesperadamente el número otra vez.Un pitido
Dos pitidos
Tres pitidos
El número al que llama está apagado o fuera de coberturaSe me humedecieron los ojos por pura frustración. Respiré profundamente.
-¿Nada?
Negué con la cabeza.
-Les conoces... nunca apagan sus teléfonos...- se quedó pensando un rato-. Podrías llamar al de emergencias
-Como dice su nombre... es para emergencias
-¿Y esto que es?
Marqué el número con rapidez. Cuando éramos pequeños, nuestros padres nos obligaron a memorizar ese número a mi hermano y a mi por si nos pasaba algo.
Un pitido
Dos pitidos
Tres pitidos-¿Diga?
-Hola mamá
-Hola cielo, ¿Qué pasa?
-Nada... solo que nuestra casa ardió- dije con ironía
-Es verdad... ¿Estás bien?¿Pudiste salvar algo?
-Si mamá, pero encontré...
-¿Salvaste mi joyero?
-Mamá... ¿Sabes que estaba dentro de casa cuando pasó todo, no?
-Si, ya me dijo Jamie. ¿Pero salvaste algo?
-Si madre, tus pertenencias materiales están a salvo
Noté humedad en las mejillas. Me sequé las lágrimas con el antebrazo.
-Genial... bueno ¿y qué tal?
-¿Como que qué tal?
-¿Tú que tal?
-Bueno... bien, pero encontré en la habitación de...
-Bien. Te tengo que dejar, que tengo una reunión
-Pero mamá, en la habitación de Georges...
-Chao cielo, besos de parte de papá
Colgó. Colgó el maldito teléfono. Lo agarré con fuerza y respiré hondo, intentando no lanzarlo a la otra punta de la habitación.
-¿Qué te dijo?
-Me preguntó si había podido salvar su joyero- dije con odio
-Suelo justificar los actos de mi hermana, pero hoy no puedo. ¿Como no puede preocuparse más por su propio hijo? ¡Dios!
-Da igual. Todos morimos cuando lo hizo Georges
Me miró con pena.
-¿Seguro que no quieres quedarte conmigo?
-Jamie... no quiero molestarte más. Ya has hecho suficiente... insisto
Empezó a hablar pero le interrumpí.
-Ya tienes suficiente con la abuela
Asintió con tristeza. Abu tiene problemas de corazón, está muy débil de cuerpo. Y digo sólo de cuerpo porque de espíritu es una maldita moto. Si fuera por ella... estaría tirándose en paracaídas o algo así.
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Dos docenas de rosas
Ficção AdolescenteChica nueva y chico popular. Típica historia cliché. Aunque esta vez con un giro de 180 grados. Max y Luke no son como el resto. Experimentaron cosas que no se merece nadie. Y sin embargo, experimentarán cosas que todo el mundo quiere.