Lo admito. Me dolió que Max me dejara en la friend zone, pero esperaré lo que haga falta. Esa chica me ha robado el maldito corazón.
Me doy pena a mi mismo por haber dicho algo que a lo mejor decía mi padre en sus tiempos mozos, pero es la pura verdad.Desde que llegó y me cautivó al completo, no he hecho ni una carrera y no he estado con ninguna otra chica, sin contar aquella vez con Jane después de lavar el coche de Max...
Presiento que no me voy a separar de ella.
Nunca quise tanto a una chica como para protegerla.
Nunca pensé en ganarme a una chica.
Nunca una chica me había dejado en la friendzone.
NUNCA.Una vez, mi abuela me dijo que sólo te enamoras una vez en tu vida. Sólo una.
Y cuando esa persona se aleja de tu vida o te aleja de la suya, te refugias en ese sentimiento, diciendo que no te pasa nada, y cuando sales con otra persona, dices que sientes algo más fuerte que con la otra para auto convencerte de que has olvidado a tu gran amor.Mi abuela se había enamorado de mi abuelo, y cuando murió no intentó tener a alguien más.
Les explicaba a sus hijos esto, que sólo vas a tener una persona a tu lado.
Así que ella decía que era mejor no intentar buscar a alguien más cuando sabes que probablemente le vas a lastimar.Mi abuela vive cerca de mi casa.
Jamie y yo somos ahora los únicos que la visitan.
Sólo mi hermano y yo éramos los que la queríamos de sus nietos. Suena cruel por parte del resto de la familia, pero mi madre, mi otro tío y mis primos, fruto del amor que sentían por mi abuelo, se fueron con él.
Ellos se volcaron en el trabajo y encontraron a otra persona que también lo hiciera para refugiarse, y eso aumentó cuando se murió Georges.Miré mi reloj, eran las 12:30, así que me vestí y salí de casa.
Me dirigí a casa de mi abuela.
En frente de la puerta estaba ella, con cara de impaciencia.-¿Y esto qué es Lukie?... llevo esperando 10 minutos, te parecerá bonito ¿no?- dijo riendo
-Lo siento abu- dije mientras me pellizcaba los mofletes
-Hola mami- dijo apareciendo Jamie. Le dio un beso en la mejilla
-A ver chicos, vamos ya a la iglesia que se nos hace tarde
Después de la misa, nos dirigimos a el cementerio, como siempre hacíamos los domingos.
-Mamá... vamos a ver a papá... dejemos a Luke sólo
-De acuerdo- me miró con lágrimas en los ojos-. Luego nos vemos, mi vida.
Asentí y me dirigí a el lugar donde estaba acostumbrado a ir cuando no me encontraba bien.
Llegué a la lápida y me senté a su lado. Coloqué las flores que le había comprado encima de ella.
-Hola Georgie. ¿Qué tal? Yo bien, aunque no vas a creer lo que me ha pasado con Max, la chica que me gusta...- dije riendo- tio, Georges, me dejó en la friend zone- y me reí más fuerte-. Pero bueno... va a sonar raro en mi pero le amo...- Me reí otra vez pero empecé a llorar-. Ojalá estuvieras aquí... te echo tanto de menos- me acuclillé frente a él y agaché mi cabeza entre mis rodillas-. Tanto...- susurré
-¿Luke?- me levanté de golpe al oír su voz
-Hola- dije secándome las lagrimas con mi brazo lo más rápido que pude
Se acercó a mi prácticamente corriendo.
-¿Estás bien?- me preguntó
-Si... si
Puso su mano en mi mejilla y con el pulgar quitó unas lágrimas.
-No me gusta verte llorar... así estás feo y te quita todo el encanto de dios griego- dijo sonriendo
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Dos docenas de rosas
Teen FictionChica nueva y chico popular. Típica historia cliché. Aunque esta vez con un giro de 180 grados. Max y Luke no son como el resto. Experimentaron cosas que no se merece nadie. Y sin embargo, experimentarán cosas que todo el mundo quiere.