30. Max

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Abrí los ojos. Lo primero que vi fue un techo lleno de goteras. Me fui incorporando poco a poco. Noté una punzada en la cabeza. Llevé la mano allí y descubrí un reguero de sangre. Magnífico. Miré a mi alrededor. Había más gente ahí. Reconocí a Valerie y Peter por sus escayolas. Poco a poco, se fueron despertando todos, teniendo las mismas reacciones que yo. A medida que se levantaban iba haciendo la cuenta.

  -Chicos. Soy Max. ¿Estáis bien?

Asintieron, aún desorientados. Volví a contarles. Respiré hondo. Faltaba uno.

  -¿Donde está Luke?

  -Mierda, joder- era Coop

  -Tenemos que salir de aquí- dijo Josh

Todos empezamos a buscar salidas. No había ventanas, sólo una puerta, la cual estaba, obviamente, cerrada.

¿Dónde podría estar Luke? Era obvio que Dylan nos retenía aquí, me acuerdo del confrontamiento, y del golpe que me dieron, pero ¿dónde lo tenían metido?

Oímos la puerta abrirse. Pasó Dylan tras ella, y acto seguido la cerró.

  -Buenos días, chicos

  -¿Donde está Luke?- dije

  -Hola a ti también, querida. No pierdes el tiempo, eh

  -Responde

  -Bueno...

  -No nos vengas con jueguecitos y contesta- dijo Peter

  -No lo sé. Es en serio. Vivo, muerto... nunca lo sabremos

Respiré hondo. Levantarme y pegarle no era la solución.

  -Nuestros padres vendrán a por nosotros- dijo Jane

  -Eso es lo que pretendo- dijo-. Sobre todo el tuyo

Jane se le quedó mirando.

  -Puede que conocieras a mi padre, Edgar Dutton

Jane ahogó un grito. Él sonrió.

  -Me encanta que todo esté relacionado. Son las mejores historias. Jane, Harley, Luke, Max...

  -¿Yo?

Yo no tenía nada que ver con esto. No estaba aquí cuando pasó todo, y tampoco conocía a nadie. Él corría pero sólo me había enfrentado a Luke y algún otro de su banda, ningún Eagle.

  -Da igual- dijo riendo-. Pasadlo bien, chicos- y se fue

Cuando ya no estaba, me giré hacia Jane. Estaba en estado de shock. Le sacudí suavemente el hombro.

  -¿Jane?

  -Su padre... fue el que mató a mi madre... el que me quería matar a mi

Dios mío...

Le abracé bien fuerte.

  -Jane, no te vana a hacer nada. Eso te lo prometo

  -Seguro que le piden un rescate. Es lo típico...

  -No permitiremos que tu padre les de ni un mísero dólar

Sonrió.

  -No sabes de lo que son capaces...

Suspiré. Supongo que no.

Teníamos que elaborar un plan. Teníamos que salir de aquí. Pensé en silencio, mientras seguía abrazando a mi amiga. Finalmente se me ocurrió algo.

  -Chicos- todos me miraron-, tengo un plan. Pero primero tenemos que saber dónde estamos

  -Yo lo sé- dijo Peter-. Reconocería este sitio hasta con los ojos cerrados

Dos docenas de rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora