¿Tia Margaret?

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Llegue al baño , me tuve que contener por no gritarle a la estúpida pelirroja que era secretaria de la Señora Jordan, era casi pero un poco más irritante que Paulina, siempre haciéndonos saber que era más que nosotras, pero eso solo me hacía sentirle pena, tener que estar ahí para cuidar que nadie salga de la sala mientras ella hablaba de como tener un caballero, y no decepcionar a la sociedad, y tener que satisfacer todas sus necesidades, no sé de qué se jacta, es un trabajo de invierno horrible, y la compadezco más que envidiarla.

Me mire en el espejo que tenía enfrente, me moje el rostro, estaba rojo por la ira consumida por lo contrariada que estaba con esa vieja, me seque y volví a observarme, necesitaba urgente un corte, mi pelo casi tocaba mis codos, pero como odiaba ir al salón, llamare a Osvaldo a ver si puede venir a casa, una vez hecho mi elección para evadir el salón de belleza, Salí de nuevo para ser acorralada en medio pasillo.

-Te saliste antes, La Señora Jordan va a reprenderte-les presento a la reina de las brujas, Keila Smith, estaba sonriendo, le hacía feliz ver el mal de los demás, no sé cómo ni porque, pero así era ella, tenía ondeado perfecto, bien duro por todo el spray que consumía, era rubia y su cabello apenas le llegaba a la mitad de su espalda, sus ojos eran de un color oscuro que casi te consumía, llevaba un vestido ajustado hasta las rodillas, era carmesí, no entendía la ocasión pero yo voto por la comodidad.

-Acaso puedo culpar a mi falta de contención de vejiga? - le dije con otra sonrisa en mi rostro, y escuche una fuerte exclamación en el fondo, casualmente la que me escucho fue nada menos que la Señora Jordan

-Señorita Eliot -me reprendió- no debería estar contando como si no fuera nada en pleno pasillo sobre lo que anda haciendo en el tocador.

-Discúlpeme Señora Jordan -irradie sarcasmo- solo estaba dejando en claro que lo que fui a hacer era totalmente inaguantable, y que no soy muy resistente al líquido -estaba tratando de no echarme a reír, su cara estaba seria, y sus arrugas se enmarcaban más sobre su frente, sus labios fruncidos, y estaba segura que en su mente no era nada cordial conmigo.

-Vamos Margaret no seas tan dura, la niña solo está siendo simpática, vamos a comer, anda- La señora me miro como si en serio me tuviera cariño, era cálida, irradiaba ternura y compasión, tenía el pelo negro, y era unos veinte años más joven que la Señora Jordan, era todo lo contrario, ella era morena, tenía los ojos color miel, que casi podría atraer a las abejas.

La vieja Jordan hizo caso a lo que esta decía, o eso creo, porque tiro hacia mí una última mirada de advertencia y se fue hacia el restaurante del club con Keila detrás.

Suspire y me dispuse a hacer mi camino, tenía exactamente dos horas libres, hasta volver a comenzar con otra estúpida clase que creían iba a ser de utilidad para nosotras, hasta que una mano con una sencilla capa de esmalte transparente tomo mi brazo.

-Querida, cuál es tu nombre?- sonrió la señora que minutos antes interrumpió el reclamo de Jordan.

La mire sin entender primero, debió pensar que era como una de esas retrasadas, logre componerme de mi sorpresa, ni si quiera entendía porque me sorprendía, era normal que alguien te pregunte por tu nombre, creo que el hambre ha llegado a afectarme el cerebro o es de tanto escuchar sobre cubiertos, cubiertos para sopa, cubiertos para postre, cubiertos para carne roja, cubiertos para carne blanca, ¿qué rayos?

-Chelsea Eliot

-Un gusto, Chelsea, soy Grace -me paso su mano y la tome con una desconfianza disimulada, no sabía a donde nos llevaba todo esto.

-Igualmente Señora Grace, ahora si me disculpa estoy realmente...

-no tomara mucho, solo quiero presentarle a mi hija, llegamos de visita y como veras ella no conoce a nadie, y su tía insistió tanto en que venga aquí

-está bien -porque no podían simplemente dejarme ir a algún lugar donde sirvan una gran lasagna y así poder alejarme lo más posible de esta lugar para comer como lo bestia que soy.

Me llevo hasta el salón principal donde nos esperaba una chica de mediana estatura, no es que yo sea alta soy lo contrario, era de tez blanca, estaba bronceada, casualmente todos estaban bronceados del verano, menos yo, que siempre en la época de sol viajo a algún lugar donde haga frio, sus ojos se fijaron en nosotras, tenía las manos frente a su estómago unidas como si así controlara su impaciencia, se veía normal, igual que yo llevaba jeans, unos simples zapatos, y una blusa normal, no creo que sea tan malo después de todo.

-Chelsea, ella es mi hija Penny Sherman

-Hola Penny, soy Chelsea un gusto-le di una sonrisa como para que sepa que todo estaba bien, parecía un conejito asustado.

-Hola-dijo despacio, para luego volverse hacia Grace- Mama realmente debo hacer esto, eran vacaciones y no me apetece pasarla con la Tía Margaret - en esa última frase me atragante con mi propia saliva, acabo de escuchar que tenía frente a mí a la sobrina de la vieja Jordan?

Para ser una DamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora