Tan NO casable

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Hola chicas antes que nada quiero volver a agradecerles por leerme, he escrito varias historias pero nunca tuve el valor de subirlas porque es como algo mio, todos saben que escribo pero solo a los mas cercanos les permito leer, es una de las primeras historiaas que pienso escribir hasta el final, tengo problemas con terminar pero si les gusta esta historia les prometo que subire hasta el final.

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-Sabes que estoy castigada, no me van a hacer caso

-Yo te voy a ayudar-rogo

-¿En serio? ¿Tú me vas a ayudar?–dije incrédula, en realidad yo iba a ser la ayuda y ella solo iba a ayudarse a ella misma, como siempre.

-Ya como sea, me vas a apoyar o no?

-No tengo de otra así que...

-Bueno el plan comienza a las cinco, tenemos que salir a las diez e ir a buscar a Bri –apunto a la rubia  que estuvo presente en toda la conversación. -Espera, que has dicho? Yo no hare de chofer de nadie, tú tienes tu auto Paulina.

-Pero Chelsea tu estas desautorizada de tomar, así que puedes hacer de chofer, además sabes que una de las reglas es ir juntas y volver juntas.

-Estas siendo una maldita perra abusadora –espete totalmente cabreada, pero mi suerte de nuevo me muestra que a veces en verdad es bueno cerrar la boca, y más si estas en la cueva de la vieja Jordan. -¿Señorita Eliot que son esos vocabularios en contra de la Señorita Herrera? –una molesta y vieja Jordan se presentó frente a mí, con una regla en la mano, ahora que me fijaba en el dedo corazón se encontraba un anillo con una enorme piedra color zafiro, era hipnotizante que casi olvide que tenía a una furiosa Jordan frente a mí. Trague duro, porque parecía que me habían atrapado de nuevo con la boca llena de barro, así solía decirme la Dama Ericka, mi abuela, cada vez que me escuchaba gritar groserías con Emma, casualmente cuando ella venia de visita jugábamos a las “susurra, grita” se trataba de que yo decía una palabrota despacio, luego ella tenía que decirlo un poco más fuerte, y yo más fuerte que lo que ella dijo, y así hasta que una de las dos se acobarde, con todas las palabrotas que se nos ocurría, nos encantaba cabrearla, era realmente cómico, ya que su mano derecha Carlos siempre estaba a su lado y cuando ella gritaba como si estuviera frente a un verdadero fantasma él tenía que pasarle la bolsa de cartón y ella respiraba dentro de él, y sin aliento me decia “Chelsea Melanie Eliot Collins necesitas sacar el barro de esa boca, aprende a ser un dama” y corria a los brazos de su hijo a decirle lo decepcionada que estaba porque por no dejarle educarme soy de esta manera, tan irreverente, tan maleducada, tan poco fina, y su peor inswulto según ella, tan NO casable.  

Mire a Jordan, hice lo que mejor se podía hacer en estos momentos, correr del  lugar del fuego, fui a mi lugar, donde me esperaba Penny, sus mejillas estaban rojas como las mías, éramos el centro de las miradas, y aunque me podría importar menos, mis mejillas solo se ponían rojas cuando era consciente de miradas sobre mí, pero realmente no me importaban, o eso creía.

Una vez lanzo unas cuantas cosas en susurro que no llegue a entender por qué mi mente corrió a mil por hora, lazando todo tipo de insulto hacia Paulina, se posiciono frente al grupo una vez más en ese día.

-En esta tarde les hablare de las apariencias, siempre, siempre su caballero debe verlas arregladas, nadie quiere terminar casado con un completo desastre –y justo en esa frase me miro con tanta intensidad que me achique en mi sitio, no es que me sintiera menos, no, solo que sus grandes ojos me comían, me querían tragar completa y hacerme desaparecer de su impecable platillo, era lo único que a su parecer descomponía todo, dejo de mirarme y esta vez se dirigió a mi izquierda, donde estaba sentada Penny, su mirada se suavizo un poco, solo un poco, pero seguía esa desaprobación ahí, muy muy visible, de reojo vi como Penny se achico igual que yo, y sus mejillas se encendieron, me erguí más de vuelta y la rabia parecía correr por cada tuvo de venas con mi sangre, haciéndola más espesa y latente, como si ella fuera la dueña de lo que está bien y está mal, quise gritarle que no, no lo era.- El deber de toda Dama una vez casada es levantarse aún más temprano que el Caballero, arreglarse, perfumarse lo suficiente para ser olida y no para matarlo de asfixie, bajar a la planta baja y encargarse de que las sirvientas tengan el alimento de la mañana listo para cuando baje su marido pueda comer e irse, y en la noche deben esperar a que este llegue para acompañarlo con la cena e irse ducharse, perfumarse, cepillarse el cabello y estar impecables de vuelta para acompañarlo a la cama, el deber de toda mujer es siempre verse bien y ser de compañía…-y siguió diciendo más estupideces, si en verdad querían solo compañía que se compren un perro, que no opine, que se bañe y se cepille para que luego el “caballero” le rasque detrás de la oreja.

- Señorita Smith puede venir un momento?

-Claro Señora Jordan-le dio su sonrisa, su firma autorizadamente falsa.

-Señorita Eliot acompáñenos aquí  

-Señora Jordan, no me va a preguntar si puedo darles el honor de mi presencia? –No sabía a lo que me enfrentaba, pero sinceramente no me podía importar menos, me molesto, no que me mirara desde arriba, que lo haga con su sobrina, ya tenía a mi dulce abuela para que me haga menos, no quería que en su corta estancia Penny se sintiera mal, no como los primeros tiempos lo hacia mi abuela conmigo, por lo menos antes quiero hacerle saber que todo lo que sale de las bocas de estas viejas solteras es pura patrañas, quien te elija no lo hará por como hables, o vistas o si eres candidata y ganas a la dama de sociedad, mi abuela lo hizo y aun así está muy sola, que nos visita seguidamente para fastidiarnos tanto como lo hizo con el abuelo, él era el mejor, hasta que se le detecto cáncer, fueron los peores dos años de su vida, y lo sé, porque sufría, no me alegra que se haya ido, pero si me tranquilice porque a pesar de que nadie puede asegurarte que hay después de esta vida, sé que debe ser mucho mejor que las constantes reprimendas de la Dama de sociedad, porque su traje estaba arrugado, porque un caballero debe abrir la puerta, porque debe comer sano, maldita sea, eran sus últimos meses de vida, yo solo quería que lo dejara en paz, que se atragante de chatarra, que corra desnudo que yo lo espero con el coche para cuando venga la policía, que nade con cinco conejitas de play boy si quiere, que yo le pago, solo quería que fuera feliz. Los ojos se le volvieron fríos, podía sentir como me ahorcaba a la distancia, coloco sus manos en puño, hasta que se recompuso, una sonrisa apareció en sus labios rosa pálido, y miro a toda la clase, me hizo un gesto con sus manos como invitándome a pasar.

-Siento por mi falta de cordialidad Señorita Eliot, nos haces el honor-sonreí con una dulzura bastante fingida y pase, sabía que me las iba a cobrar, sabía que para eso me llamaba, sabia hace un año que era alérgica a la canela pero igual la consumía, así que igual pase.

Para ser una DamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora