Fiesta en la Playa en pleno invierno

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-No creo que sea capaz de volver Em -susurre con todo el pastel de chocolate metido en mi boca.

Me encontraba en un lugar seguro, mi habitación, apenas llegue corrí escaleras arriba, y me encerré, Helena estaba en la sala y estoy segura que apenas cerré la puerta le dijo a mi papa "Frederick esa niña necesita ser más educada, como va a entrar de esa manera, y estoy segura que no sacudió sus zapatos" Y yo a pesar de haber escuchado un millón de veces ese reclamo nunca le dije lo que realmente quería, pero estoy segura que me agradecería que me encerrara y no bajara a gritarle sus verdades, solo Greta se había dado cuenta del humor que traía, o quizás Paulina le conto el desastre que arme en la reunión de damas, ella necesitaba contar todo, era como un feo vicio de ella, no podía mantener la boca cerrada, y como quería salir esta noche no podía ir con el cuento a mi Padre y menos con su Tía, así que segura como el infierno le conto a Greta, así que la hermosa de mi Nana me preparo un empalagoso y digno de sufrir diabetes, torta de chocolate.

-Esa no es mi amiga CHELSEA ELIOT, ella no es ninguna cobarde, y estoy orgullosa de que cerraras la boca de esa vieja con falta de un buen polvo, seguro tiene la misma cara de urgida de tu abuela -no pude aguantar la risa y reímos como dos locas, por unos quince minutos, siempre decíamos que en algún cumple años de mi abuela le regalaríamos un gigolo que quizás solo quizás necesitaba divertirse un poco.- En verdad Chelsea estoy orgullosa, se lo merecía.

-Creo que en esta era ya no tienen en cuenta que es discriminar

-Pero para eso estamos las bocas de barro, para hacerles acordar, o no?

-Te extraño estupida

-Yo igual, no aguanto más estos pobres animales me miran y siento como que cada uno me cuenta su triste historia, Chey, aquí son realmente unos asesinos, tienen su granja y ayer mi abuelo fue a matar el almuerzo de hoy, escuche como el cerdito lloraba, nunca olvidare ese sonido, Gabriel tuvo que atajarme para que no los golpeara- Gabriel era su hermano menor, tenía 16, y aunque le encantaba molestar, era gracioso, pero un poco acosador, una vez me dijo que algún día él y yo nos casaríamos. Lo más vergonzoso de todo es que en una de las veces que me quede a dormir con Emma, escuchamos murmullos, salimos de la habitación y escuche como pronunciaban mi nombre, mire a Em alarmada, pensé que me estaba volviendo loca, cuando llegamos frente a la puerta de su hermano, los ruidos ya se entendían, entonces estoy segura como el infierno que mis ojos parecían dos enormes platos que se ponen de bajo del tazón de sopa, ya me está afectando esto de los cubiertos, el punto es que cuando entramos encontramos, cuando eso, su hermano de 13 años, con una foto mía, en una situación en la que nunca hubiera deseado ser encontrado, con Emma nos miramos y empezamos reír tan fuerte que si sus padres hubieran estado, seguro se hubieran escandalizado, más cuando su Mama, La Señora Sarah es una ayudante y devota a tiempo completo en la iglesia, su padre el Doctor Wilson, creo que también hubiera reído hasta mas no poder con nosotras . Bueno después de eso, pensaran que estuvimos todo raros pero no, callamos la incomodidad con chistes, lo molestamos a morir, y bueno ahí salió el con sus 15 años a decirme, espero que te haya gustado lo que viste, ahora está más crecido pero cuando nos casemos lo volverás a ver, lo había dicho apropósito frente a sus pequeños amigos de primero, yo me quede en blanco y una vez que salieron de su casa logre entender todo lo que dijo.

-No te pongas salvaje -suspire- en verdad estas van a ser las vacaciones más largas que nunca he tenido

-Olvida lo que dijo esa Señora, y ese chico, no saben nada, bien? .

Por más que quisiera dejarlo, no podía, aun quería saber que mierda andaba diciendo de mi Jordan, a que rareza se refería, pero algo me decía que no era nada bueno, ¿Qué de bueno podía decir de mi Jordan? Después de todo soy la mosca en su sopa.

-Está bien lo hare, pero no puedo volver a ir, no después de como la enfrente en plena clase

-Ella es la que estuvo mal ahí, no tu-gruño ya bastante molesta podría decir.

Unos fuertes y apresurados golpes me hicieron volver mi vistan a la puerta.

-Quien?

-Chelsea soy yo, Pauli

-Oh, qué quieres?

Y sin pedir permiso, ni yo dárselo, paso como si se tratara de su habitación.

-Ya te dieron permiso para la fiesta -me dio la sonrisa mas grande como si tuviera que agradecerle algo, a veces me preguntaba si algún daño le habían hecho de pequeña para ser así de estúpida.

-Espera, ¿Qué?

-Bueno, le dije a Frederick que estabas avergonzada de pedirle para salir así que yo hable en tu nombre, y que no tenía ningún problema en ir contigo para vigilarte, no es ingenioso?-Me costaba admitirlo, pero en verdad su jugada fue buena, así que solo suspire y asentí, que más daba, iría a una fiesta en la playa, en pleno invierno

Para ser una DamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora