Me llamo _____ y soy prima de Star Butterfly, hace tiempo que no nos vemos y la verdad la extraño mucho, puesto que cuando éramos pequeñas éramos como hermanas, pero ambas crecimos y sabíamos que tendríamos que educarnos para gobernar así que nos separaron y educaron como todas unas damas, pero ambas sabíamos que no lo éramos, somos dos chicas rebeldes que se veían gracias a un par de tijeras interdimensionales. Seguía estudiando y estudiando para ser reina algún día, pero primero tengo que aprender muchas cosas de las cuales no tengo ni el más mínimo interés. Un día estaba en mis clases de magia con mi profesor pero algo de salió de control y adivines quien está castigada. Así es, soy yo pero no solo estaré encerrada en mi cuarto me mandaran a un planeta extraño. Creo que se llamas suciedad o polvo, no así no era, era ¿lodo? Ya lo tengo era Tierra. Hice una pequeña maleta con unos par de jeans y unas blusas, uno que otro vestido y mi varita, no es como la de mi prima era más "delicada" (elijan una)
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La guarde en el bolsillo de mi pantalón y abrí un portal. - Adiós hija mía- dijo mi madre abrazándome. - Te extrañare mamá. - Cuídate mi pequeña- comentó mi padre y beso mi mejilla, abrieron un portal diferente y yo cerré el mío y cruce por ese encontrándome frente a una casa bastante curiosa, pero era linda. Me acerqué algo nerviosa y toque la puerta, la cual me abrió un chico alto castaño con un lunar bajo el ojo izquierdo, o ¿es el derecho? La verdad no se confundo ambos lados - ¿Que necesita?- pregunto aquel castaño con amabilidad. - ¿Se encuentra Star Butterfly en esta casa? - Si, dame un segundo- cerro la puerta y lo escuche gritando a todo pulmón- ¡Star Butterfly baja en este instante te buscan! Me reí y espere el volvió a abrir la puerta y me miro. - Perdón por el ruido pero es la única manera de que me haga un poco de caso. - Ya llegue Marco, ¿que es tan importante? - aquel castaño se quitó de la puerta dejándome a la vista de mi queridísima prima-¿_____? En serio eres tú? - Star Butterfly, no sabes cuánto te extrañe. Ella se abalanzó sobre mi tirándome al suelo, la extrañaba, era mi hermana perdida, ella hija única, yo hija única, éramos la hermana que nunca tuvimos, nunca nos importó realmente la relación, ella es mi hermana y yo soy la de ella. - ¿Que haces en la Tierra?- pregunto mi prima. - Bueno, hubo un pequeño accidente con la magia en una clase y digamos que me castigaron. - Tranquila querida ____ te la pasarás genial en este planeta, es muchísimo más de lo que aparenta, hablando de eso, ____ el es Marco Díaz, mi mejor amigo desde que llegué aquí- sonríe de lado y se acerca a mi para susurrar algo- también es conocido como el chico seguridad. - ¿Chico seguridad?- pregunte algo confundida. - Star- escuche al castaño quejarse- mira ____ solo porque me gusta que todos estén bien no significa que sea el chico seguridad. - Si claro Marco- comentó burlona mi "hermana"- Ven te mostraremos la casa de la familia Díaz. - Cuidado ____ esa loza está floja- dijo empujándome para poder rodear la loza a lo cual yo me reí, si le quedaba el apodo "chico seguridad" me agrada bastante, es un buen chico, seguimos caminado, La Cocina, el baño, un par de miles de habitaciones más y finalmente el cuarto de Star en donde aparentemente yo me quedaría a dormir con ella. - Pues muy lindo Star, Marco. - Me alegro que te guste- dijo Marco sonriente. - Bueno Marco ya vete- dijo Star sacándolo de ahí- ya podrás conocerla en lo que esté aquí pero yo necesito recuperar algunos años de chisme perdido con mi hermana. - Bien, bien ya me voy- dijo marco con las manos en sus bolsillos y se fue. - Cuéntame todo lo que ha pasado desde que no te veo ____. - Bueno hace un par de meses... Y así empezó una larga platica con una chica que me entendía por completo en todo aspecto. Platicamos hasta que llegó Marco al cuarto. - Chicas es hora de cenar, ambas bajen ya. - ¿O si no que?- pregunto Star retadora. - No comerás nachos- Marco salió corriendo. - Oh no eso no- Star corrió detrás de él lo cual fue raro al principio, pero con el paso de los días me sentía más cómoda, pasaron dos meses y ahora yo salía corriendo detrás de ambos para alcanzar uno o dos nachos antes de que se terminarán. Esto era genial, no era un castigo, era más bien una de las mejores experiencias que he tenido hasta ahora.
