A una orden de Murray, Frank pudo observar desde su privilegiada posición, como dos policías entraban en el parque y se acercaban hasta los terroristas que había junto a la entrada. Ambos parecían conocer muy bien su trabajo, pues en cuestión de segundos los objetivos fueron abatidos. No habían utilizado ningún arma de fuego, tan solo sus cuchillos.
Ya sólo quedaban dos terroristas a la vista, pero los hombres de Murray aun se encontraban muy lejos de ellos.
En ese momento Frank advirtió que la puerta del edificio se abría y aparecía una tercera persona. Iba armado como los otros y vestía igual que ellos, de negro riguroso, pero se dio cuenta de que debía de ser alguien importante dentro de la organización por la forma en que los otros le trataban, cuadrándose cuando este pasó a su lado, como si de militares se tratase.
—¿Eres tú, Dexter? —Musitó Frank.
Nada le hubiera gustado más que volarle la cabeza, pero en ese momento no podía permitírselo.
—Ya nos veremos tú y yo, amigo —dijo Frank.
Dexter, Frank estaba seguro de que era él, se internó en el parque en dirección a la salida. Si los hombres de Murray no se ocultaban pronto, podría verlos y entonces todo se iría al garete.
Le siguió a través del visor manteniendo en todo momento la cruceta sobre él. Dispararía si no tenía más remedio, aunque si lo hacía los guardias de la puerta se darían cuenta de todo y lo primero que harían sería asesinar a su hija.
No podía avisar a Murray. Incluso aunque tuviera el móvil en modo vibración, Dexter podría escucharlo, pues tan sólo estaba a una docena de metros de ellos. ¿Qué podía hacer?
Dexter se había detenido. Parecía alertado por algo. Miraba a un lado y al otro como si escuchara algo, ¿les habría oído?
Frank observó como Murray y sus hombres se habían ocultado al darse cuenta de la presencia de Dexter.
Este aún permanecía atento, pero luego volvió a ponerse en marcha. Se acercaba peligrosamente hasta la entrada donde habían ocultado los cuerpos de los dos terroristas muertos.
De pronto Dexter echó mano a su arma y disparó hacía la zona donde Murray se ocultaba, para luego salir corriendo hacia la salida.
Él ya no era su objetivo, pensó Frank, mientras volvía a apuntar a los guardias de la entrada que alertados por los disparos miraban en dirección a la salida. Realizó dos disparos consecutivos y los dos terroristas se desplomaron muertos en el suelo.
—Frank marcó el número de teléfono de Murray y esperó a que este contestara.
—Vía libre —dijo Frank cuando escuchó la voz del detective a través del teléfono.
—Uno ha escapado.
—Lo sé, lo vi, creo que era Dexter.
—¡Joder! —Blasfemó el policía.
—Ahora no importa —le dijo Frank —. El camino está despejado, salven a mi hija.
—De acuerdo, Frank y...gracias.
—Gracias a usted, detective.
Frank ni siquiera se molestó en desmontar el rifle, abandonó el tejado y tomó el ascensor que le bajaba a la calle.
Una vez fuera del edificio echó a correr hasta el zoológico y se internó en él. A lo lejos se oían disparos e imaginó que los restantes terroristas se habían hecho fuertes en el interior del edificio.
Frank llegó junto a Murray y le interrogó con la mirada. El policía no dijo nada, sólo señalo hacía su espalda donde una joven se encontraba sentada en el suelo, con una manta térmica sobre sus hombros y junto a otro policía que la custodiaba.
—¡Kelsey! —Gritó Frank corriendo hacia la joven.
Al escuchar su nombre ella se incorporó.
—¡Papa!
Frank llegó junto a su hija y la abrazó con fuerza. Luego la besó en la frente y en las mejillas.
—¿Estás bien, mi vida?
—Estoy bien, papa. ¡Viniste a salvarme!
—Te lo prometí...
—Y yo sabía que cumplirías tu promesa.
Frank miró en dirección a donde Murray se encontraba y le hizo un gesto de gratitud con la cabeza. El detective le imito.
—¿Qué es lo que ocurre, papá? ¿Por qué esos hombres...?
—Luego te lo contaré todo, Kelsey. Ahora tengo que llamar a tu madre. Ella aún no sabe que sigues con vida...
—Se pondrá hecha una furia contigo por no habérselo contado.
—Lo sé —Frank sonrió —, pero lo hice para protegeros a ambas.
—Lo entiendo, papá, pero ella tardará en perdonártelo.
Frank volvió a abrazar a su hija.
—Eso no importa, cariño. Lo único importante es que estás bien y a salvo.
—Gracias a ti...¿Sabes? Hubo algo que dijeron, no logré entenderlo muy bien, pero me pareció escuchar algo de una bomba.
—¿Una bomba? —Frank lo vio todo muy claro en su mente. Una medida de precaución por si él fallaba.
—Quédate aquí un momento, Kelsey. Tengo que hablar con el detective.
—Sí, papa —obedeció la joven.
Frank llegó junto a Murray y le expuso lo que su hija le había contado.
—El concierto será esta tarde. Habrá cientos de personas...Sería una carnicería.
—Aún podemos evitarlo. Puede avisar de que suspendan el concierto...
—Lo haré. Avisaremos de una amenaza de bomba.
Frank le tendió la mano y el otro se la estrechó.
—Gracias, Daniel...
—No ha sido nada, Frank. Usted también se ha lucido. Esos dos últimos disparos fueron increíbles.
—Cuando uno esta bajo presión, actúa sin pensarlo. Tuve suerte.
—No lo creo. Eso no es suerte...Ahora vuelva junto a su mujer y su hija y déjenos a nosotros el resto del trabajo.
—Eso haré y gracias de nuevo.
Frank volvió junto a su hija y pasándole un brazo sobre los hombros la condujo hacia la salida.
—¿Has hablado ya con mamá?
—No —Frank no veía la forma de darle la noticia —Creo que dejaré que le des una sorpresa.
—¡Cobardica!
—No lo sabes tu bien...
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Sombras del pasado (Terminada)
Mystery / ThrillerFrank Riley ha perdido a la única persona que le quedaba en su vida. Su hija Kelsey. Pero su muerte no está demasiado clara y él no cree que se trate de un accidente. Cuando recibe la misteriosa llamada de un desconocido todo su mundo se tuerce, por...