24: Descubriendo la verdad

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Arrugué con fuerza el papel que estaba sosteniendo, no queriendo aceptar aquello pero al mismo tiempo haciéndolo

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Arrugué con fuerza el papel que estaba sosteniendo, no queriendo aceptar aquello pero al mismo tiempo haciéndolo. En mis manos tenía la prueba de embarazo de Ada y me había confirmado que era suyo y de Kem. No había prueba más acertada que aquella, la del hospital. En mi mente pasó el pensamiento de que tal vez todo era artimaña de Ada y que podría haberlo alterado, pero eso sería entrar en negación. Y por el rostro de Ada, me imaginaba que era verdad.

Me acerqué a ella, con la mirada borrosa por las lágrimas, y le tiré una cachetada con todas mis fuerzas y bajo la atenta mirada de una Amber y un Henry boquiabiertos por mi arrebato.

Dejé el papel arrugado sobre la mesa y me alejé de ahí sin mirar atrás. Kylan me llamaba, gritando mi nombre, pero yo no le hice caso. Estaba demasiado devastada como para hablar con él, con cualquiera, en realidad. Lo único que quería era irme para estar sola.

Las lágrimas ya corrían por mis mejillas y me las quité con fuerza, no permitiendo que alguien las viera.

Alguien por detrás cogió mi brazo, deteniendo mi escapada.

—Ruby, espera...

Me volteé hacia Kylan, enfurecida.

—¿Qué? —espeté en su dirección. Las lágrimas nuevamente me nublaron la vista. Me tapé la boca, ahogando un sollozo, pero no fue posible. Kylan me observó sollozar sin reparos y con el corazón roto.

Mierda, no quería llorar, pero me era imposible.

Sin decir nada Kylan me acercó a su pecho y me abrazó con fuerza, sobando mi espalda. Alrededor de nosotros la gente seguía bailando, sin prestarnos atención. Unos segundos después apareció Amber, pero Kylan la despachó, alejándola de mí. Agradecí aquello. Solo quería hacerme bolita y llorar. Agradecí ser algo fuerte porque si no lo fuera, estaría sollozando como una bebé en el suelo y eso es lo que menos quería.

Kem había traicionado mi confianza en maneras que no eran posibles de perdonar. Me había mentido en la cara tanas veces y yo, como una idiota, le creí. Le creí cuando me dijo que solo quería estar conmigo y le creí cuando me dijo que yo era la única para él.

¿Por qué el amor nos hace tan ciegos? ¿Por qué el amor nos hace tan débiles?

Por Dios, iban a tener un hijo. Los papeles de Ada eran del hospital y confirmaban su embarazo de apenas cuatro semanas, en la imagen borrosa de la ecografía vi lo que crecía en su vientre.

Qué jodida mierda.

Quería arrancarme el cabello y hundirme en mi dolor. Pero no. No iba a permitir que un chico como Kem me destruyera. Solo yo le daba el poder de eso y no pensaba hacerlo. Mi corazón estaba roto, en mil pedazos, pero haría lo que fuera para sanarlo.

Kylan aun sobaba mi espalda y murmuraba cosas en mi oído en voz baja, pero ya no le prestaba atención, mis pensamientos sólo tenían a un protagonista.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora