35: Búsquedas y encuentros

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Con mucha delicadeza, Kem posó sus labios en los míos

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Con mucha delicadeza, Kem posó sus labios en los míos. Ni siquiera moví mi boca al compás de la suya. Sólo me quedé quieta como una tonta recibiendo su beso. Pero no era uno cualquiera, era con mucho dolor. Parecía un beso de despedida. Cuando abrí la boca para aceptarlo, sentí algo mojado y salado en mis labios. Eran lágrimas. Y no eran mías. Kem estaba llorando mientras me besaba, y saber eso movió algo en mí. Cerré los ojos y me dejé llevar.

No pensé en nada. Sólo moví mis labios contra los de él y me olvidé del mundo. En estos momentos sólo quería volver el tiempo atrás. Y esto era lo más parecido a aquello. No podía negar que aún estaba enamorada de él.

Me separé de Kem para tomar aire, pero él unió nuestras frentes, no dejándome ir más lejos.

—Te extraño tanto, Ruby... —murmuró tocando mis mejillas—, tanto. Quisiera intentarlo de nuevo, que me des una segunda oportunidad. Sé que lo que hice es algo imperdonable, pero te quiero y haré lo que sea para que lo nuestro vuelva a funcionar.

Cerré mis párpados para no tener que mirar sus ojos verdes. Aquellos que eran mi debilidad.

—Lo nuestro no tiene solución, Kem. Tú serás padre y yo no interferiré entre ustedes. Ada siempre será parte de tu vida y yo no creo que pueda soportarlo.

—Podemos intentarlo —suplicó, viéndome rendida—. Ir poco a poco. Sé que aún no me perdonas, pero en un futuro podrías. Volveré a enamorarte, Ruby, porque no puedo imaginar una vida sin ti. Eres mi todo y haré lo que sea para que vuelvas a quererme.

Esta vez me alejé de él, viendo que había malinterpretado totalmente mi beso.

—Kem... lo nuestro nunca podrá ser. —Su rostro decayó, pero me infundí fuerzas para seguir adelante. Él me había hecho más daño a mí, no podía ceder—. Fue un error besarte. No quiero que lo malinterpretes. Fue... un beso de despedida.

Hice una mueca cuando sus ojos se aguaron. No podría aguantar más lágrimas de él, por lo que me salí de su agarre y caminé hacia el balcón. Iba a bajar por el mismo lugar que subí, no había otra opción. Antes de que pueda poner otra pierna adelante para seguir, una mano en la parte de atrás de mi rodilla me detuvo. Volteé para ver a Kem, de rodillas frente a mí. Con sus mejillas mojadas por las lágrimas que caían de sus ojos ya rojos de tanto llorar.

—Sé que no lo merezco y que el daño que te hice es irreparable, pero te quiero, Ruby. Y eso no es mentira, sé que lo sabes. La cagué, porque soy un idiota que no te supo valorar y respetar como mujer. Pero ahora que no te tengo es... como si me desagarraran el alma. —Hizo una pausa observando mi rostro—. Dame una oportunidad, por favor. Te amo.

Esas últimas dos palabras fueron las que se repitieron en mi mente cuando Kem dejó de hablar.

—No.

—Te amo, Ruby —volvió a repetirlo con voz rota.

Yo negué con la cabeza.

—También te amo, Kem —respondí—, pero me amo más a mí.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora