37: Verdaderos sentimientos

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Observé el rostro de Ada ensombrecerse cuando sus ojos se encontraron con los míos y luego con los de Kem

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Observé el rostro de Ada ensombrecerse cuando sus ojos se encontraron con los míos y luego con los de Kem. Por el rabillo del ojo pude fijarme también en la reacción de Kem, él tenía una mueca en el rostro que disimuló poniendo una mano sobre sus labios.

Carraspeé tratando de disipar el incómodo ambiente.

—¿Está Amber? —pregunté alzando el rostro y sin titubear. Ver a Ada y estar junto a Kem me traía imágenes de ellos juntos que no quería ni imaginar. Bajé la mirada hacia su panza con curiosidad, pero seguía plana. Volví a subir mis ojos hacia los de ella con una mueca incómoda.

Ella me devolvió la mirada, sus ojos no se despegaron de mí en ningún momento. Pensé que iba a ignorarme y concentrarse en Kem, pero hizo como si no estuviera.

—Está en su habitación —respondió ella aun sujetando la puerta. Normalmente ella me dejaba pasar para ir a la habitación de Amber como buena amiga que era de ella, pero esta vez ella se me quedó mirando esperando una respuesta mía.

Traté de no crisparme de los nervios. Esta chica me ponía así.

—¿Puedes llamarla? —pregunté, adoptando un tono de voz algo amistoso. Ada alzó una ceja y asintió, no sin antes abrir la puerta del todo para dejarnos pasar. Aunque cuando entré, me di cuenta que Kem se quedó afuera. Le fruncí el ceño—. ¿No vas a entrar?

Kem miró a Ada y luego a mí. Negó con la cabeza a nadie en particular , pero entró, cerniéndose detrás de mí como si fuera mi protector. Me volteé haciéndome la loca, como si no me diera cuenta de aquel acto suyo.

Ada me hizo caso y fue por el pasillo en busca de Amber. Yo y Kem nos quedamos torpemente en medio de la gran sala sin saber qué hacer a continuación. Segundos después escuché pasos. Vi que Amber aparecía con Ada detrás en dirección a mí. Su mirada fue a mí y luego a Kem. Sonrío irónicamente pero no dijo nada, en vez de eso se me quedó mirando. Observé con detalle que no parecía resfriada y mucho menos enferma. Estaba perfectamente bien.

Al parecer le había mentido a Henry.

Me dolía que esta chica frente a mí era la misma quien antes decía ser mi mejor amiga.

Quería decirle tantas cosas y al mismo tiempo quería golpearla para hacerla reaccionar.

—Veo que tus padres te dijeron —comenzó a hablar ella—, si no, no estarías aquí.

Traté con todas mis fuerzas no golpearla. Ada aún seguía detrás de Amber, como si fuera su protectora, al igual que Kem, quien puso su mano en mi hombro. No sé si para darme apoyo o para detenerme de no irme sobre Amber.

—Sí —asentí con toda la paciencia del mundo hacia ella—. Me lo dijeron anoche. Te busqué en el colegio pero no estabas. Sólo pude hablar con Kylan. Y ahora vengo a hablar contigo.

Amber se cruzó de brazos.

—Si estás aquí para gritarme...

—No estoy aquí para eso —la corté, ella asintió despacio y descruzó sus brazos, esperando a que hablara. Lo hice, sintiéndome un poco avergonzada porque Kem y Ada aún seguían aquí—. Sólo quiero preguntarte algo: ¿Por qué?

Amber frunció el ceño confundida al escuchar mi pregunta.

—¿Por qué le dijiste eso a mis padres? —aclaré con voz ronca por las emociones que se arremolinaban en mi pecho—. ¿Por qué les contaste de mi trabajo y de Kiwi? Creí que eras mi mejor amiga, y eso no hacen las mejores amigas.

Amber abrió mucho los ojos.

—¿Me estás hablando de mejores amigas precisamente tú, Ruby? —Me señaló con burla impregnada en su voz—. Tú que te alejaste desde que te enteraste lo de mi hermana con Kem. Tú que no quisiste estar con nosotros, tus amigos, en el colegio y te escondías. Tú que te alejaste de nosotros por algo que no habíamos hecho. Así que, no sé quién de nosotras falló porque tú fuiste la comenzó todo.

La mano de Kem en mi hombro me apretó.

—Amber... estaba mal, por Dios, recién había pasado lo de Kem y quise alejarme de todo y de todos. ¿Con que ganas iba a estar con mis amigos si lo único que quería era llorar? Tal vez fui una descuidada con ustedes pero nunca les fallé como amiga. Así que no te hagas la víctima y responde de una vez, ¿por qué hablaste con mis padres?

Ada, que estaba detrás de Amber, se puso a su lado y al ver que su hermana se demoraba en responder, ella decidió abrir la boca.

—Mi hermana también estaba afectada. No sólo sufriste tú, Ruby. Todos aquí lo hicimos.

Alcé las manos.

Por Dios.

No tenía palabras para aquello.

—Ni siquiera sé qué haces tú aquí —dije mirándola confundida—. Esta es una conversación entre Amber y yo. No te metas, por favor.

—Esta es mi casa —respondió Ada cruzándose de brazos—. Y Amber es mi hermana, la defiendo tanto como quiera.

Traté de no rodar los ojos. De verdad no entendía en qué se había fijado Kem con referencia a Ada. Era bonita sí, pero una persona imposible de tratar.

Decidí ignorarla y mirar a Amber, quien estaba callada y de brazos cruzados pareciendo aburrida. Cuando su mirada chocó con la mía, sonrío, mirando detrás de mí también.

—No sé qué haces con Kem —dijo ella con el ceño fruncido, pero sin perder la sonrisa—. El chico te engañó, con mi hermana. Van a tener un bebé y ahora mismo no pintas nada en ese cuadro.

Sus palabras me dolieron más que cualquier puñal clavado en la espalda. Qué rayos le pasaba a esta chica frente a mí que parecía ser mi mejor amiga, pero no se parecía en nada a la que yo pensaba conocer. Ésta era otra víbora igual o peor que su hermana.

Ya no había nada qué hacer aquí. Nada. Había venido aquí a gastar mi saliva, porque esta chica frente a mí no era mi mejor amiga. Ni siquiera la reconocí. ¿En qué momento cambió tanto?

Negué con la cabeza.

Antes de que pudiera hacer otro movimiento, Kem se plantó frente a mí como si fuera mi escudo personal.

—Lo que siento por ti y por tu hermana es lo mismo: tristeza. Porque las dos son un par víboras que sólo saben decir cosas malas de las personas —dijo, luego señaló a Amber—. Y lo que siento por Ruby va más allá del amor, haría cualquier cosa por ella. No me importa nada, sólo ella, así que tengan cuidado la próxima vez de cómo le van a hablar o a tratar.

Mi corazón se hinchó al oír esas palabras provenientes de Kem. En momentos como este sólo quería abrazarlo y llenarlo de besos. Pero me contuve. Simplemente apreté su mano, que sujetaba la mía, y lo jalé en dirección a la puerta. Miré por última vez a las hermanas y vi sus rostros atónitos.

—Para que sepas Amber —dije por última vez mirándola—, eres una pésima persona, confíe en ti pero me traicionaste. Creí conocerte pero ahora ya ni sé quién eres.

Dicho eso y con un nudo en mi corazón, levanté mi cabello y saqué el collar de amistad que nos compré por su cumpleaños. Se lo tendí en la mano y me volteé antes de ver su reacción. No podía ni mirarla.

Me alejé junto a Kem, escaleras abajo, a mi casa.

Donde pasaríamos las siguientes horas solos esperando a mis padres.

Donde pasaríamos las siguientes horas solos esperando a mis padres

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El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora