31: Cayendo en el engaño

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Decidí no salir de la cocina por miedo a encontrarme con quienes no quería

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Decidí no salir de la cocina por miedo a encontrarme con quienes no quería. Debie decidió apoyarme en eso atendiendo mis mesas mientras yo me escondía. Estaba agradecida con ella. En pocas semanas se había convertido en una buena amiga para mí, incluso más que Amber.

Debie era como una confidente para mí; sabía todo el asunto de Kem y Ada, y no tenía miedo en insultar a Ada por ser hermana de ella. Si no la tuviera, me hubiera vuelto loca al no poder descargarme con alguien. Odiaba a Kem tanto como odiaba a Ada. No era fácil para mí verlos en esta cafetería como si fueran pareja y salieran casualmente a comer.

Algo que Kem y yo no hicimos nunca.

Nosotros siempre pasábamos el rato en mi casa o en la suya, hablando o viendo alguna película en el televisor mientras Kiwi se recostaba entre nosotros. Era un pasatiempo divertido, al principio, pero con el tiempo se volvió rutinario. No salíamos de casa, no desde que adoptamos a Kiwi, pero Kem nunca se quejó. Tal vez él se aburría y quería salir, como ahora lo hacía con Ada. No podía culparlo, me gustaba estar en casa, leyendo o viendo una peli, algo que Amber siempre encontraba aburrido, pero para mí era increíble y agradecí en su momento a Kem por acompañarme. Tal vez no fue suficiente. No estaba triste por aquellas cosas, comenzaba a resignarme de todo lo que había pasado y veía las cosas en diferente forma. No me iba a morir por haber sido engañada por mi novio. Debía continuar, y definitivamente no con su hermano. No quería nada con Kylan. Nada con esa familia. Debía cerrar ese capítulo en mi vida, pero lamentablemente vivían un piso encima de mí, Kylan iba a mi colegio y teníamos los mismos amigos, algo muy difícil de hacer: cerrar el capítulo.

Estaba ansiosa de que el año terminara. Faltaba un semestre y un mes de vacaciones para aquello, pero yo soñaba con terminar. Quería irme de esta ciudad para estudiar mi carrera, lejos de los dramas y de mis vecinos. Ese había sido mi plan desde que me decidí por mi carrera de Medicina. Era un sueño que quería hacer realidad lo antes posible.

Caminé hacia la salida de la cocina y me dirigí al casillero donde guardaba mis cosas. Sólo ingresaba personal autorizado, por lo que no temí encontrarme con nadie indeseado. No era la hora de irme, pero quise hacerlo. Le diría a Julián que no me encontraba bien y me daría permiso para irme. Abrí mi casillero y saqué mi pequeña mochila donde se encontraba mi ropa, antes de cerrar la puerta, sentí una mano en mi hombro que me hizo gritar del susto.

—Shhh —susurró esa voz. La que tanto temía y la que me ponía los nervios de punta. Kem—. Soy yo.

Me salí de su agarré empujándolo hacia atrás. Lo miré consternada de encontrarlo ahí

—¿Cómo entraste? —Miré la puerta donde se leía «Sólo Personal Autorizado» y fruncí el ceño, como si la culpa la tuviera la puerta.

Intenté hacer todo lo posible para no mirarlo, pero me fui imposible. Si estaba aquí era por algo, ¿no? Quería ver qué quería.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora