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-¿Podrías dejar de hacer eso?, ve a traerme un malteada de chocolate sin gluten.

Samantha rodó los ojos y dejó a un lado la aspiradora, bajó las escaleras y fue a la cocina. Sacó cacao natural junto con leche sin lactosa y helado, ambos libres de gluten. Lo mezcló todo en una batidora y subió con un vaso en la mano hasta el cuarto de Logan quién se encontraba en su entrenamiento de la tarde de los días viernes, pues pertenecía al equipo principal de baloncesto de Warren.

-Toma- le pasó el vaso en las manos.

Hayle frunció el ceño tras olfatear el contenido del vaso, luego lo acercó a sus labios y lo probó. Puso una cara de disgusto.

-¡Está malísimo!.

-Bueno, ¿Qué esperabas?, soy la sirvienta no una cocinera -le espetó Samantha.

-¡Pues, llevatelo!- le devolvió el vaso bruscamente haciendo que parte del contenido se virtiera sobre su uniforme rosado.

Se fue de la habitación furiosa. Bajó las escaleras encontrandose con Logan Thompson llegando de su entrenamiento.

-¿Podrías aclararle a tu noviesita que sólo soy una sirvienta y no una cocinera?- sin esperar respuesta fue directo a la cocina.

Antes de botar la malteada de chocolate por el lavaplatos, se tomó un momento para oler el contenido y adivinen qué, olía estupendo. Samantha lo probó ya que nunca tenía el privilegio de comer cosas así. No se dió cuenta cuando el vaso quedo completamente vacío. Lo lavó y lo dejó en su lugar junto a los demás vasos de cristal fino.

Terminó de aspirar todas las habitaciones del segundo piso y luego se quitó su uniforme rosado para vestirse con su ropa casual. Sus jean de mezclilla y un suéter café claro junto a sus infaltables y confiables tenis blancos que ahora estaban grises por la suciedad.

Salió del jardín delantero y vió cómo dos camionetas negras aparcaban frente a la mansión Thompson. En seguida corrió y se escondió tras un pilar de la entrada sin ser vista por los hombres que bajaban de las camionetas para ingresar a la mansión.

De pronto Samantha abrió los ojos al ver a nada más ni nada menos que a la Señora Thompson bajar de una de las camionetas acompañada por el hombre alto y canoso que amenazó a Samantha.

-¿Qué estás haciendo?- la chica se sobresaltó poniendo una mano sobre su pecho sobresaltado y volteó a ver al chico que sonreía.

-Nada- se limitó a decir, entonces emprendió la marcha, pero una mano en su brazo la detuvo -¡¿Qué?!.

-¿Por qué siempre huyes de mi?.

-Yo no huyo de ti- dijo extrañada.

-Si lo haces. Siempre que me acerco a ti, tú te alejas.

De pronto Samantha se sintió mal. Era verdad, ella siempre lo evitaba o lo trataba mal. Entonces recordó su promesa a la Señora Thompson, no debía hablar con él. ¿Cómo le explicaría que tiene prohibido acercarse y hablar con él?. Se le ocurrió una idea.

Se quitó la mochila de sus hombros y rebusco entre sus cosas. Sacó un cuaderno, un lápiz, y escribió rápidamente bajo la mirada extrañada del chico. Finalmente, le pasó la hoja, guardo sus cosas y se fue corriendo.

Jaxon vio como Samantha huía de él otra vez. Si no era él quien se alejaba de las personas para no hacerles daño, eran las mismas personas quienes se alejaban de él.

Observó la hoja y vio una nota escrita, un mensaje de Samantha.

"En verdad lo siento. Sé que no me harías daño, pero me han prohibido acercarme y hablar contigo. No podemos ser amigos".

Controlando Al MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora