Controlando Al Monstruo

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¿Alguna vez han tenido que soportar el depender de la elección de otra persona sin tu consentimiento?.

Bueno, Myrtle es ese tipo de persona. Así como la luz es capaz de viajar en muy poco tiempo a grandes distancias, la señora llegó en menos de dos días. Tras la cena incómoda con el señor Reagan, éste de inmediato llamó a Myrtle. El lunes por la mañana, la señora de unos sesenta años, bien vestida y de unos modales ejemplares, ya estaba aquí.

-Señorita Samantha -escuchó a lo lejos la voz de Hallie despertándola. Se tapó con las sábanas incapaz de abrir los ojos- Señorita Samantha, es hora de ir a la secundaria.

Samantha abrió los ojos y tiró las sábanas lejos sobresaltando al mayordomo.

-La señora Myrtle llegó ésta mañana y personalmente ha escogido su atuendo para asistir a Warren.

-¡¿Myrtle?!- exclamó la chica recordando la incómoda conversación que tuvo con el Señor Reagan.

-¿No sabía que vendría hoy?- Samantha negó. Jamás se le cruzó siquiera por la mente que Myrtle llegaría tan pronto con sólo una llamada- Bueno, aquí le dejo las prendas. El Señor Reagan la dejará hoy en la secundaria, será mejor no dejarlo esperando por mucho tiempo.

-Esta bien, gracias Hallie -Samantha se acercó a su mayordomo y besó su mejilla. En los pocos días que llevaba en esa mansión, Hallie era sin duda la mejor compañia que tenía ya que, Jaxon estaba todo el tiempo encerrado en su cuarto y aparte de él, no conocía a nadie más.

El mayordomo sonrió solemne y salió de la habitación. Cuando su jefe, el Señor Reagan, le dijo que dejaría de cuidar a su hijo cada vez que se desmayaba y quedaba inconsciente para cuidar a una jovencita que adoptaría, creyó que tendría que hacerce cargo de una chica que en poco tiempo se volvería egoista y ambiciosa con aspiraciones a diva al tener tantos lujos. La verdad es que, la Señorita Samantha es una joven muy dulce y encantadora que no le haría daño a nadie. Tenía mucha suerte de ser su mayordomo.

Al rato después, Samantha bajó las escaleras dificultosamente. Llegó hasta donde la esperaba su mayordomo y éste abrió los ojos demasiado.

-Hallie, no creo que ésta sea la ropa correcta- antes de que Hallie contestara, una señora mayor muy elegante habló.

-Es la ropa correcta querida- su voz era tan anticuada como los movimientos que hacía con las manos al hablar y el horrendo vestido que tenía puesto Samantha.

-Creo que se a equivocado de siglo, Señora -Dijo inocentemente Samantha en un susurro, pero tanto Hallie quién ahogo una risa como Myrtle la escucharon.

Unos pasos se detuvieron tras Samantha y ésta se volteó viendo a Jaxon tratando de aguantar la risa. La joven lo fulminó con la mirada mientras él no dejaba de ver el largo vestido y los tacones que tenía los cuales eran súper incómodos.

-¿Te perdiste en el siglo pasado, Sammy?- dijo divertido el chico sin parar de reír. Fue ahí que Jaxon se percato de la Señora mayor que estaba con el ceño fruncido observandolo- ¿Abuela?.

-Hola, cariño. Pero mira que grande estás, casi ni te reconozco- Samantha vió con el ceño fruncido y completamente confundida cómo Myrtle se acercaba a Jaxon y lo abrazaba muy fuerte- ¡Ya eres todo un hombre!.

Samantha no pudo contener la risa al ver la cara de disgusto de Jaxon al ser abrazado tan fuerte por su abuela Myrtle.

-Abuela, ya puedes soltarme -dijo suspirando. La señora se separó de él con una sonrisa de melancolía mientras Jaxon recobraba el aire.

Finalmente Samantha ganó y Myrtle no tuvo mas opción que ceder ante las súplicas insistentes de la joven. Dejó que se vistiera como ella quisiera, pero no sin advertirle antes que fuera ropa decente.