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Tras un largo tiempo en silencio donde sólo observaban a la nada sin decir palabra alguna, Samantha expresó su máxima preocupación en ese momento.

—Siento mucho si te doy muchos problemas— dijo apenada— enserio quisiera poder ser una buena amiga, no una que te da más y más problemas, yo...

—Está bien— interrumpió Jaxon con voz baja captando la atención de la joven— tienes razón.

Samantha alzó la vista triste. A pesar de todo, el mismísimo Jaxon estaba más que conciente de que era ella quien atraía más problemas a su vida.

—Tienes razón en que no puedo dejarte de lado— aclaró y Samantha sonrió borrando la tristeza de su rostro— Ésto nos involucra a ambos y no es culpa de ninguno de nosotros, si no de mi padre.

—No olvides a la Señora Thompson que también es su aliada— le recordó con dolor, Jaxon asintió.

—Iras tú después de clases, debes trabajar en su casa, tal vez puedas averiguar algo importante.

—¿Cómo te diré si las cosas se ponen mal?— cuestionó un poco asustada, la idea de tener que ir sola le espantaba. Con Jaxon se sentía segura.

—Con ésto —le entregó una pequeña caja envuelta en un papel brillante decorado con flores. La caja tenía una cinta en la tapa— se supone que era para ésta tarde, pero ahora lo necesitas más.

—¿Qué es ésto? —dijo curiosa Samantha.

—Es tú regalo— el chico sonrió —Feliz cumpleaños, Samantha.

La chica sonrió y se avalanzó sobre él en un abrazo. Enseguida Jaxon la envolvió en sus fuertes brazos cerrando los ojos.

—Gracias —dijo alzando el rostro y viendolo a los ojos. Luego se separó para abrir la caja.

Sus dedos deslizaron la cinta y luego abrió la caja. Puso una mano sobre su boca sorprendida. Dentro de la caja había un celular nuevo y de color celeste.

—¿Te gusta? —Dijo un poco preocupado de qué no le gustase el color o el modelo de celular, pero en cambio Samantha volvió a abalanzarse sobre él.

—¡Me encanta!— dijo sonriendo.

—Pues, debes encenderlo.

—Esta bien— prendió el aparato y la pantalla se iluminó. Si bien ella nunca tuvo un celular antes, había visto a personas encenderlos— Oh, Jax.

El joven vió los ojos cristalizados de Samantha y sonrió dándole la mano. La chica no dejaba de observar la pantalla del celular, ahí había una fotografía de sus padres de fondo de pantalla.

—No sé qué decir —dijo dificultosamente.

—Entonces no digas nada —Samantha  vio los ojos de Jaxon y sonrió.

—Tus ojos han cambiado de color— Jaxon asintió.

—Lo sé —entonces de pronto todo Warren enmudeció. Todos observaban boquiabiertos la escena frente a sus ojos.

Para Warren sólo eran el raro y la huérfana. Pero para ellos, él era un joven muy herido que ha sufrido desde su nacimiento y tiene que soportar los experimentos de su padre. Y ella, una chica que la vida le ha sido muy injusta, teniendo que soportar las burlas de los demás y teniendo que cargar con el peso de la muerte de sus padres en sus hombros.

Pero a pesar de todo, ahí estaban dejandose llevar por sus sentimientos en un beso. El destino los juntó por algo... ya sea para bien o para mal.

—¡Logan!.

Apenas la castaña ingresó a la mansión de los Thompson, comenzó con la búsqueda del chico desaparecido.

Controlando Al MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora