El hombre canoso de gafas oscuras sonrió mostrando una dentadura iluminada por diamantes. Se levantó del sillón donde estaba junto a dos de sus hombres de negro, y se acercó a Samantha extendiéndole una mano con varios anillos brillantes.
Samantha aún estática en su lugar, estrechó la mano del hombre. Éste volvió a su lugar junto a sus hombres mientras Samantha levantaba su bolso del suelo.
—Toma asiento, Samantha. Hay muchas cosas de las que hablar con el Señor Reagan— Samantha obedeció a la Señorita Grease y tomó asiento frente al hombre, sólo la mesa central los separaba.
—¿Qué sucede?—su voz sonó ahogada pero no le importo, al contrario, agradecía poder hablar sin tartamudear del asombro.
—Será mejor que el Señor Reagan te diga la buena noticia— sonrió falsamente la Señorita Grease. Samantha fijó su vista en las gafas oscuras que la observaban.
—Samantha, yo acabo de firmar los papeles —se quitó las gafas dejando ver unos ojos azules oscuros muy profundos.
—¿Eso quiere decir que...—fue incapaz de terminar la frase, sus palabras quedaron atrapadas en su garganta pero el Señor Reagan se encargó de continuar la frase por ella.
—Acabas de ser adoptada— sonrió viendo el rostro atónito de la chica— por mi.
Samantha negó sin poder creerselo. Inconciente de sus acciones, tomó su bolso y corrió escaleras arriba bajo la mirada sorprendida de todos. Entró a su cuarto viendo a Lena sobre su cama con un celular sacándose fotos. Ignoró el hecho de que tuviera un celular, pero Lena no ignoró la expresión del rostro de su ex-mejor amiga.
—¿Qué te sucede ahora?— preguntó fingiendo desinterés.
—Lena, y-yo...
Se sintió ahogada, como si de pronto no fuera capaz de respirar por ella misma. Se obligó a inhalar y exhalar tranquilizandose para no entrar en un ataque de pánico. ¿Por qué a ella?. Habían tantos niños y niñas en Fitter House para adoptar. No tiene sentido que la haya escogido a ella.
Lena se levantó de su cama y se aseguró de esconder el celular bajo la almohada antes de dirigirse a la joven castaña. Se acercó dudosa a Samantha y se sentó junto a ella. Observó su mirada perdida y entonces sabía que estaba mal. La conoce tan bien que sabe perfectamente que algo anda mal con sólo una mirada. Puso su mano sobre la frente de la chica y enseguida la quitó. Estaba muy fría. Samantha poso sus ojos grises en ella y la miró mal.
—No me toques— dijo con dificultad.
Antes de que Lena contestase, entró la Señorita Grease muy molesta.
—Samantha Jouliette, ¡Has tus maletas y baja ahora mismo!— la chica asintió y con las manos temblorosas guardo las pocas prendas que tenía en su mochila dejando su pequeña parte del clóset completamente vacío.
—¿Qué estás haciendo?— preguntó Lena muy confundida.
—Señorita Malik, por favor, deje a Jouliette guardar sus cosas que ya tiene que irse.
—¿Cómo?, ¡¿La está echando?!— Lena estaba intranquila, no sabía que sucedía ni porque Samantha actuaba tan extraño.
—¡No!, ella fue adoptada.
Lena se dejó caer sentada en su cama procesando las palabras que acababa de oír. Samantha tras darle una última mirada de soslayo, salió del cuarto y la Señorita Grease detrás de ella, cerró la puerta.
La dueña de Fitter House guió a Samantha hasta afuera donde una limosina negra con el mismo signo dorado que vió aquella vez en las maletas de los hombres de negro, la esperaba. Antes de ingresar al vehículo, un llamado hizo que volteara.
—¡Sam!, ¡Espera!— vio como Lena corría hasta ella— olvidas ésto.
Le entregó la vieja y arrugada foto de sus padres tomados de las manos. Alzó la vista hasta Lena.
—Gracias— Lena se avalanzó sobre ella y la abrazo muy fuerte a pesar de que la castaña no le correspondiera. Tras susurrarle un 'lo siento', Samantha se separó y subió a la limosina. Vio a través de la ventanilla cómo se alejaban del lugar donde vivió por siete años, donde tuvo que aprender a vivir con los recuerdos de sus padres, donde sufrió, lloró...pero a pesar de todo, conoció a cada uno de los pequeños niños que vivieron ahí, conoció a Lena y vivió buenos momentos.
—Cuando lleguemos a casa, Hallie te enseñará tu cuarto y las partes de la casa donde puedes estar. Además te informará sobre las reglas del lugar que jamás debes romper.
Samantha asintió observando esa dentadura brillante, que siendo sincera, le causaba escalofríos.
La limosina aparcó en una hermosa mansión similar a la de los Thompson, era de esperarse ya que, están en la misma cuadra.
Se vió obligada a seguir a los hombres vestidos de negro hasta dentro de la mansión. Las puertas enormes se abrieron e ingresaron a la entrada de la casa.
El piso era de una cerámica brillante muy reluciente. Todo estaba lujosamente decorado y los salones se ven muy grandes y espaciosos. Unos pasos se acercaron al lugar de la entrada donde estaba Samantha y de pronto un hombre alto y delgado ingresó con una sonrisa.
—¡Hola!, tu debes ser Samantha Jouliette —la chica asintió sin expresión alguna— Mi nombre es Hallie y seré tu mayordomo. Cualquier cosa que precises puedes decírmelo y yo me encargaré de dartelo. Ahora, te mostrare tu cuarto.
Subió por una enorme escalera en forma de caracol hasta el segundo piso. Avanzó por un pasillo e ingresó al la segunda puerta del lado derecho.
—Es aquí.
Samantha abrió la boca sorprendida. El cuarto era de ensueño, muy surreal. Todas las decoraciones eran de un color azul y celeste. Las paredes estaban decoradas con flores y su cama era enorme. Además habían tres puertas dentro del mismo cuarto.
—Ésta de aquí —dijo Hallie señalando la puerta frente a su cama— es el balcón. La que está aquí —avanzó al lado de un estante vacío —es tu armario.
Hizo una seña para que Samantha se acercase y abrió la puerta. Era toda una habitación completa llena de ropa, accesorios y zapatos de distintos colores. De seguro Hayle Johnson moriría por un armario así, pensó la castaña.
—Y ésta puerta junto al armario, es el baño— sonrió el hombre— bueno, te dejo un momento, cariño. Disfruta y sientete cómoda, luego vendre por ti para decirte las reglas de la casa y para que luego vayas a cenar.
Sin esperar respuesta, salió del cuarto cerrando la puerta.
Samantha por un momento se olvidó de todo, borró su mente y sonrió. Estaba sola, tenía todo ese cuarto para ella sola. Dejó su bolso a un lado y corrió hasta la cama saltando en ella. Era tan suave. Luego corrió hasta el armario y echó un pequeño vistazo. Quedó emocionada al ver diferentes tenis de todos los colores totalmente nuevos. Se puso unos de color blanco que combinaban con su camiseta. Brincó para comprobar que si eran muy cómodos.
Fue hasta el baño y vio una ducha con distintos botones, además una tina gigante con un estante lleno de frascos con líquidos de colores. Se acercó curiosa y leyó 'Esencias y minerales para el baño'.
Fue hasta la última puerta y apoyó ambas manos en la puerta de cristal que daba al balcón. Deslizó el cristal y enseguida la brisa movió su cabello. Cerró los ojos disfrutando de la sensación cuando una voz la interrumpió bruscamente.
—¿Lo estás disfrutando?— entonces ella sonrió.
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Espero que les esté gustando, gracias por leer. Próximo capítulo lunes 26 de febrero del 2018....~Bneby~...
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Controlando Al Monstruo
Novela JuvenilSamantha es una chica maltratada por la vida. Sus padres fallecieron cuando era muy pequeña y ahora debe soportar los maltratos en el orfanato y en su empleo como sirvienta en la casa de Logan Thompson, el chico más popular de todo "Warren", su secu...