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Ese asfixiante dolor que momentos antes abrasaba su pecho se fue difuminando lentamente dando paso a algo que en los últimos doce años muy pocas o ninguna vez había sentido.

Todo en su interior era calma y paz.

Caminó extrañamente ligero...libre de las cargas que oprimían sus hombros.

La brisa nocturna golpeó en su rostro como una caricia familiar.

La desesperación y la impotencia al no lograr encontrarla después de tantos años  se había esfumado en apenas un instante.

Estaba tan acostumbrado a vagar por el mundo ahogado en sus propias miserias, que de algún modo se sintió culpable.

Aun se aferraba a ella pero ahora el dolor se le escapaba entre los dedos sin entender cual era la razón.

Entre las sombras la vio, como tantas otras veces antes.

No se acercó creyendo que al hacerlo volvería a desvanecerse.

Esta vez no quería despertar del sueño, prefirió contemplarla desde la distancia, conformándose sólo con eso.

Pero ella sí lo hizo, caminó hasta llegar a su lado.

Frente a él sonrió posando una de sus manos sobre la mejilla de su amado.

Al contacto cerró los ojos procurando grabar en su memoria esa caricia, rogándole al cielo que el momento se prolongará en el tiempo.

Después de unos segundos aun con los ojos cerrados notó la calidez de los labios que lo habían llevado al borde de la locura sobre los suyos.

A penas un roce fugaz, casi imperceptible pero suficiente para que él entendiera porque había llegado justo en ese momento.

Clavando su mirada verde sobre la violeta de ella suspiró acercándose para juntar sus labios de nuevo.

—¿Porque no lo hiciste antes?—murmuro rodeándola con sus brazos.—casi logras que me volviera un loco desquiciado.

—Esa decisión no me corresponde a mí tomarla.

—Ha sido tanto tiempo perdido sin ti...—pegó su frente a la de ella y limpió con parsimonia las lágrimas que corrían por el rostro que admiraban sus ojos.—¿Te quedarás conmigo esta vez?

—Siempre estaré a tu lado... Sabes a lo que he venido¿cierto?

—Sí...

—Entonces vamos, el cielo te espera.

—Perdi el juicio al no encontrarte Rachel, ese lugar no me corresponde después de todas las vidas que mis manos han arrebatado yo...yo no soy digno.

—No he encontrado otra persona que lo merezca mas que tú, jamás permitiría que acabaras en otro lugar que no fuese ese... No podría, y no lo haré.

—No me importaría acabar en el infierno si tú estas conmigo.

—Lo sé... Pero yo no quiero eso para ti Damian...¿Estas listo?

Volvió el rostro viendo su propio cuerpo ensangrentado en el suelo y a Jason maldiciendo y llorando junto a él.

—...Hace doce años me hizo una promesa, y pese a todas las malas decisiones que he tomado él la a mantenido en pie hasta este mismo momento.

—Lo he visto cuidar de ti todo este tiempo y no podría estar más agradecida con él.

—Yo tampoco...

—Siempre lo consideré un buen tipo. Es el momento.

—Te amo Rachel.

—Y yo a ti Damian.


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