Doctor Wu | KrisHun

Desesperante

  — Entonces le dije a Yixing que no podíamos adoptar el cachorro si ninguno de los dos iba a tener tiempo suficiente, ya sabes, los cachorros son como bebés y si sumo a Yixing, sería tener que cuidar de dos bebés. 

— Hmp.

Junmyeon suspira acariciando sus sienes con los dedos índices haciendo círculos. ¿Qué caso tiene tener un mejor amigo que no te presta atención?, aun no sé cómo es que me llega a soportar. 

— Luego de eso, el dragón amarillo me dijo que podía tener un poco de arroz frito si Yixing lograba cocinar los hongos venenosos que compramos en la biblioteca, ¡incluso compramos de esas hamburguesas voladoras!, te recomiendo los cubitos de colores...

— Hmp.

— ¡Mierda Yifan! Cuando menos finje escucharme.

 Aunque lo cierto, es que sí presto atención, esas pequeñas exasperaciones de él me causan tanta gracia.   

El galeno se pone en pie tomando su bandeja no sin dejar de verme con esa cara de médico que acaba de tener una operación hemorroidal. 

— Mira, sé que estás nervioso por la llegada de los nuevos residentes, los horarios, los constantes seminarios y operaciones que llegues a tener, eso sin contar que tu querido compañero de neurología te sigue retando cada que puede...y es molesto que Luhan tome ese juego contigo porque ya no somos niños.. pero de nada va a servir esa actitud tan perra que traes para "conquistar" al niño que te tiene así. 

Y entonces  mis ojos se alzan y netamente me siento azorado por esa especie de declaración por parte de mi amigo. 

  — Yo no pienso conquistar a nadie.  

  — Vaya, de todo lo que te dije, es lo único que captaste, ¿dónde quedó ese cerebrito?

— Kim, por favor.

— Está bien, está bien. Solo dejo a consderación que no puedes estar así, y si tú tienes algún malestar con respecto a algo, traslada ese niño que te incomoda a Luhan, ¿no quería él un residente? 

  — No. 

  — Jódete.

— Gracias, ve por tu dragón amarillo.  

Niega y se va a dejándome más molesto de lo que yo pudiera estar. 

•••

El doctor Xiao Luhan, el director del área de neurología, ese cara de niña, ha sido mi enemigo número uno desde los días de universidad. 

No existía momento en el que ambos juntos terminaramos lanzandos cuchillos afilados de veneno con nuestras bocas. 

¿Y si me cuestionan el por qué de la rivalidad? ¡Que mierda voy a saber yo! Él fue el que comenzó con toda esa contienda de la que no me considero una víctima porque yo también he tenido mis arranques de dulzura con alguna de sus mejillas. 

A fin de cuentas, por mi mente pasó el dejar a "mi pequeño y torpe residente" y terminó por convertirse en una pesadilla. 

No.

No.

Y mil veces No. 

No es que mis pensamientos desvíados de aquel encuentro me hubieran orillado a tomarlo como estudiante residente, porque el estudiante en cuestión no entró con mi ayuda. Pese a que obtuve varios comentarios de mi antiguo profesor, no utilicé mi influencia para que él ingresará, así que di por hecho que su interés al entrar al hospital como residente había sido molido por mi pésima actitud ese día.