— Yo no lo odio, Oh Sehun...
La intensidad con la que esas palabras salen de su boca hacen que mis pensamientos primitivos salgan de mí quitando todo rastro de pudor que pudiese tener.
El aire que de mis pulmones se escapa en una especie de suspiro cuando abro mis ojos y lo veo, veo el brillo en los ajenos, esa mirada oscura que tanto me había atemorizado eriza cada vello de mi piel.
Y esas palabras debieron relajar mi cuerpo, hacerme sentir menos tenso, pero eso nunca sucedió porque un sabor amargo inundó mi boca.
Café.
Café amargo que sale de sus labios y golpean los míos con tanta necesidad, con brusquedad que puedo sentir el choque de sus dientes contra los míos ansiosos. Su respiración pesada que roba cada centímetro de aire de mi espacio personal.
— Mmm...
Su cuerpo me cubre, sus manos se aprisionan contra mi cintura con tanta fuerza que siento el ardor de la tela moviéndose sobre mi piel.
Joder, se siente tan bien.
Sus labios ordenan, exigen que los míos se abran, obedezco sintiendo su lengua recorriendo el interior de mí, el sabor del amargo café que sale de él me excita tanto como sus dedos masajeando la base de mi cadera, muy cerca del final de mi espalda.
La cordura de mi cuerpo se esfuma y tiro lo que sea que tuviera en las manos para tomar su bata con ímpetu, para acercarlo más a mí en esa búsqueda de contacto mientras nuestras lenguas se entrezalan en un juego húmedo.
Un juego donde pierdo y me someto a él.
Mi cuerpo quema, arde dentro de toda la tela que me cubre y ruego con mi pelvis moviéndose hacia el frente, que él siga, que sus manos se acerquen más a mi piel.
Y en el juego, mis pulmones arden por la falta de aire y no soy consciente de cómo o cuando, solo me limito a sentir como esos labios que abusaban de los míos se encargan de recorrer la curva de mi cuello y recorrer mi camisa para exponer mis clavículas a su lengua.
Y su cálida lengua delinea mi clavícula, el pequeño pozo que se forma al encojer mis hombros por la excitación que recorre mi columna vertebral y se centra en la parte baja de mi vientre.
Quema.
— Ahhh...
Cada lamida que da quema en mi piel, sus labios son como brasas haciéndome gemir, quema tanto como la necesidad de rodear su cuello con mis brazos y restregarme contra él, contra su dureza.
Su caliente y gran erección.
Puedo sentir como palpita, como se acomoda entre mis piernas y exige todo de mi cuerpo, el cual maneja con tanta facilidad, con esa brusquedad que él mismo marca apretándome más contra la pared de metal.
— Doctor...
Mi voz sale en un quejido, en una súplica de más, de mucho más de sus manos y labios, de su cuerpo sobre el mío, de todo eso que me hace arquear mi cuerpo y morder mi labio inferior al sentir esas grandes y poderosas manos masajear mis glúteos, apretar y estrujar sobre la tela del pantalón.
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Doctor Wu | KrisHun
FanficSehun es demasiado joven, pero pese a su edad está en búsqueda de ser el mejor médico de su generación y en una de las muchas conferencias en las que participa lo conoce a él. Yi Fan nunca había reparado en nadie. Todos son aburridos y patéticos...