Doctor Wu | KrisHun

Una ronda, por favor (II)

Los pacientes no tienen la culpa de toda esta maraña de sentimientos que me están abrumando. Ellos no tienen nada que ver con este cosquilleo en mis manos y la necesidad de mi cuerpo.

— Gracias jovencito. lo harás tan bien como tu maestro. 

Y esa clase de adulaciones por personas que están recuperándose de alguna intervención quirúrgica, dándole ánimos a mi pasante me hacen reconfortarme momentáneamente...hasta que recuerdo lo siguiente. 

  — El señor Jung era el último paciente de Cuidados  Especiales. 

  — Quítese la indumentaria, le espero afuera. 

Me quito los guantes de látex y los tiro en los contenedores para entrar al vestidor y apurarme a quitarme la bata desechable y el cubrebocas. 

He estado soportando por casi tres horas esta tortura, esta ansiedad que se empieza a apoderar de mi cordura. 

La poca que me queda. 

Oh Sehun, no es solo un pasante. 

Será un buen médico. 

Y no lastimaría mi orgullo si doy algún cumplido, pero no estaría dispuesto a arriesgar mi integridad moral, la cual está tentada, por darle un cumplido al muchacho que ha estado sonrojándose por palabras de aliento por parte de los pacientes. 

Y he de admitir que sí, que la forma en la que sus ojos se curvan al sonreír, que esas pequeñas muecas que hace al concentrarse, son un tanto...¿lindas? Y que sí, tiene humanismo puro en su trato al paciente...

No, no puedes ponerte cursi. 

En cuanto el pomo de la puerta se mueve, salgo corriendo del vestidor casi chocando con un par de enfermeras que me observan extrañadas no sin dar una venia en señal de respeto y hacerme recordar que no soy un adolescente corriendo por los pasillos de la escuela, y que mi corazón no tendría que estar latiendo con tanta fuerza como en este momento. 

Aun cuando solamente tiene que quitarse una prenda desechable, no expondré mi fuerza de voluntad a más de lo que ya lo está. 

Cobarde. 

  — Es solo un pasante. 

Me vuelvo a repetir esas palabras como un mantra acomodándome la bata y ajustando el puño de mi camisa sin alejar la vista del suelo. 

En este tiempo corto, desde que lo vi frente a mí, mi cuerpo ha estado expuesto a constantes pensamientos nada éticos de mi parte, y ¿cómo podría yo evitarlo si ese aroma suyo me pone tan tenso en todos los sentidos?

Y bendito Dios que la bata me sirve para cubrir gran parte de mi cuerpo. 

 — Doctor Wu

Sino supiera que mi imaginación se ha puesto loca en estos días, podría jurar que escuché un temblor en sus palabras y algo de decepción en su mirada. Y es que verlo ahí, de pie, tomando entre sus dedos la hoja que le di junto con su libreta me hacen pensar que soy asqueroso. 

¿Cómo he podido tener pensamientos impuros con un niño de veinte años que baja tímido la mirada y hacen que esos lentes se deslicen por su nariz?

  — Vamos.

Incluso yo me sorprendo de la tosca voz con la que he dado la orden pero él solo asiente apretando más esa libreta como si fuera un escudo mientras camina hacia mí y yo evito que quede a mi lado en cuanto percibo su aroma.