29. Slow Motion

269 16 0
                                    

Jade's Pov

Decido que es mejor no insistir y me marcho a la habitación con un enorme nudo de preocupación en la garganta. Cierro la puerta y me recargo sobre ella. La escucho tararear desde el interior del baño y espero que sea señal de que no se siente tan abrumada.

De pronto empieza a susurrar e intento entender lo que dice. Ni siquiera logro unir oraciones o palabras. No entiendo nada, mi oído me falla. Los parpados me pesan pero no quiero quedarme dormida sin saber que ella ya está acostada junto a mi. Nuevamente el silencio se apodera de la casa y dudo un par de segundos. Parpadeo.

El parpadeo se posterga y me encuentro acostada en el suelo bien pegada a la puerta. Perrie no ha vuelto aun. Echo un vistazo al reloj y me dan nauseas de solo pensar en el tiempo que ha pasado sin que lo haya sentido. Son las 2 de la mañana.

Me levanto y salgo al pasillo para ver a Perrie. La puerta del baño está abierta así que miro en el interior. No está ella pero si un frasco de pastillas en el suelo. Lo tomo y leo. El corazón se me encoje.

Corro y grito su nombre. No recibo una respuesta de su parte. En la entrada no están sus zapatos ni su abrigo. Voy a mi habitación con prisa y tomo el celular para marcar el número de Perrie.

5 timbres y no hay respuesta. Llamo a Jesy y contesta rápidamente.

- ¿Qué ocurre, Jeed? – pregunta con voz adormilada.

- Perrie no está.

- ¿Qué?

- Hoy iba a quedarse a dormir aquí, hubo problemas y se quedó en el baño, me hizo irme, me quedé dormida esperándola, acabo de salir a buscarla y solo encontré un frasco de éxtasis, ella salió, debemos buscarla.

- Ok, ok, pasaré por ti en 10 minutos. Y debes explicarme todo de nuevo porque sólo entendí la mitad.

Cortamos la llamada y me pongo zapatos y mi abrigo. Meto todo lo que necesito en las bolsas y salgo con prisa. Bajo por las escaleras, impaciente por ver el auto de Jess en la entrada. Abajo me acerco al portero.

- Sr. Adams, ¿vio a Perrie salir?

- Sí, sí, hace unas tres horas y media, tomo un taxi y se marchó. Creí que usted lo sabía.

- ¿Y se veía bien? ¿La notó extraña?

- Ahora que lo menciona, sí. Además de que parecía tener mucha prisa la vi un poco despistada. ¿Ella está bien?

- Eso es lo que quiero averiguar. – entonces suena el claxon de Jesy. – Llámeme si vuelve, por favor. – el hombre asiente y yo corro para subir al auto.

- ¿Alguna idea de a dónde pudiera ir?

- En ese estado... cualquier lugar. Nunca la he visto drogada y no sé qué clase de cosas haga.

- ¿Y tu análisis de psiquiatra? – pregunta.

- ¿De verdad estás sugiriendo que haga un análisis justo ahora?

- Bueno, tú la conoces más, ¿o no?

- Tú has estado con ella los últimos dos años, ¿no deberías hacerlo tú? – respondo un poco de mala gana.

- Joder, creo que tienes razón. Bueno, recordemos que una vez que ella se siente cómoda en algún momento, lugar o estado busca la manera de hacerlo más duradero, así que...

- ...Pudo ir a un bar. – decimos al unísono.

- ¿Sabes de algún bar que le guste? – le pregunto a Jess.

- Hay uno... hacia el sur. Creo que sé cómo llegar.

- Entonces acelera.

- A la orden, capitán. – y entonces pisa el pedal hasta el fondo y toma una desviación hacia la autopista.

- Gracias al cielo que todo está libre. – suspiro profundamente.

- Sí, es cierto. Ahora explícame qué carajos ocurrió, ¿hiciste algo? – la miro con el ceño fruncido.

- ¿Por qué me culpas a mí?

- Es la costumbre. – sonríe a medias – Si no fuiste tú, ¿qué?

- Perrie hizo lo que yo he evitado todo este tiempo, leyó el periódico.

- Demonios, dime que no fue el de hoy.

- Lo fue. Le pedí que no lo hiciera pero ya la conoces. Se puso mal, lloró, y escapó de mí antes de que pudiera calmarla.

- Entonces fue cuando se drogó. – asiento sintiéndome culpable.

- No sé por qué no la seguí o intenté distraerla. Es mi culpa.

- Tal ve en parte pero está vez ella es la única responsable. Además, ¿de dónde diablos pudo sacar el éxtasis? Tiene mucho tiempo limpia, no comprendo qué la hizo buscar las drogas de nuevo.

- Tampoco lo sé.

Miro las luces alzarse cuando comenzamos a adentrarnos más al centro de la comunidad. Los anuncios de bares y restaurantes alumbran todo el lugar y me pongo nerviosa.

- Ese es. – dice Jesy señalando un letrero en la esquina.

Entonces estaciona el auto y bajamos por la falta de comodidad frente al bar. Desde la acera intento ver al otro lado de la calle algo que me resulte familiar pero parece inútil. Hay demasiadas personas concurriendo ese maldito lugar.

- ¿La ves? – le pregunto a Jesy.

- No... Espera, ahí. – apunta al otro lado y veo lo que señala. Su cabello.

- ¡Perrie! ¡Perrie! – gira y miro sus ojos demasiado rojos y desorientados.

Frunce el ceño y comienza a caminar buscándome. Entonces miro al otro lado. Una camioneta.

- ¡Perrie! – comienzo a correr - ¡PERRIE!

Me quedo estática. Todo corre en cámara lenta. Su cuerpo choca contra la camioneta y se alza en el aire cayendo con un fuerte golpe en el pavimento. La camioneta huye y me da igual.

Camino con lentitud hacia su cuerpo, con miedo, con horror, con las lágrimas ardiendo sobre mis mejillas. Me hinco y quito el cabello de su rostro. Su mirada perdida, la sangre sobre sus labios, sólo puedo acercar mi mano a su cuello para buscarle pulso.

El nudo de mi garganta solo empeora.

𝐶𝑎𝑙𝑚 - 𝐽𝑒𝑟𝑟𝑖𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora