c a r t a a u n d e s a m o r

296 11 3
                                    

No tan querido tú:

Tus innumerables disculpas no bastan. Cuando tiras un plato al suelo, no se arregla pegándolo con celo, porque al fin y al cabo sigue roto con esa grieta, ¿No es cierto?

Pues en este caso es lo mismo. Estoy harta de que me tires al suelo y hagas pedazos, y esas rastreras palabras que pronunciaste a mis espaldas fueron la gota que colmó el vaso.

Marcaron ese punto en el que dices "Hasta aquí, no más".

Uno de mis propósitos de este año lo puse también pensando un poco en ti: "No arrastrarme demasiado por personas que no lo merecen".

¡Y lo estoy cumpliendo con más de un 200% de éxito! Está sucediendo justo al revés, con la diferencia de que yo sí merezco la pena, aunque eso no lo supiste valorar, y lo quieres intentar ahora; pero ya es tarde.

Ya es tarde, porque no voy a dejar que me pisotees como hiciste hace un año: no eres el único que ha cambiado.

Síguete arrastrando con tus innumerables "lo siento", "me importas" y todas las demás patrañas que me sueltas. Sigue así, porque es justo lo que te mereces. Arrástrate como yo lo hice por ti, así sabes un cuarto de lo que se siente y pruebas un poco de tu propia medicina; o debería decir veneno...

Porque me destrozaste, rompiste y jugaste conmigo tanto como quisiste sin pensar en lo que pudiese sentir, y ahora te disculpas y haces como si dañarme no fuesen tus intenciones, buscando que vuelva a tus pies; pero no voy a volver.

No vas a volver a pisotearme, ya me he hartado de llevar tus huellas en mi corazón, o lo que dejaste de él:

Da igual cuantas disculpas pongas, cuantos corazones me mandes o cuanto cariño intentes ofrecerme, que ya no volveré a caer en tus juegos.

Lo juro, y lo que juro lo cumplo, no como otros.

No más.

No más dolor, no más heridas abiertas, no más llantos, ni por la madrugada ni por la tarde. No más sufrimiento, no más celos, no más reproches: no más tú.

Ya me he hartado de no ser más que un juguete para ti, de que actúes como si no importase, como si no pasase nada, como si nada de esto existiese: ya me he hartado de ti.

Porque yo valgo mucho más que unas escenas de celos baratas, unas respuestas bordes y una desconsiderada actitud: yo valgo mucho más de lo que me haces creer, porque lo único que haces es tirarme cada vez más bajo mientras haces ver que es justo lo que me merezco.

Me merezco a alguien que me quiera tanto como yo lo haga, que en vez de hacerme sentir pequeña e insignificante a su lado, me haga sentir grande y capaz de todo lo que me proponga: que en vez de hacerme más pequeña para sentirse más grande, nos eleve juntos. Sin dolor, sin mentiras, sin culpas ni excusas: sólo alguien que me haga sentir como me merezco.

Así que Adam, te mereces estar mal por mí. Te mereces sentirte hasta peor que yo, que fui la víctima y tú el culpable. Te mereces estar así mientras yo sigo como siempre. Te lo mereces, porque durante mis horas de llantos tú estabas durmiendo plácidamente o sonriendo con alguien más.

Te lo mereces, tanto como yo no me merecí todo el daño que me hiciste y que ahora intentas arreglar con tus falsas disculpas e hipócritas mensajes.

Porque todo lo que me dices es para sentirte mejor contigo mismo. Porque buscas mi aceptación a tus disculpas para hacer desaparecer esa culpa y malestar que te consume; pero hay vacíos que nunca se llenarán y falsos arrepentimientos que no desaparecerán ni siquiera con el tiempo.

Como el mío de haberte dado tanto a cambio de tan poco, pero con la diferencia de que ese sí que es verdadero.

Adiós Adam. Esta vez no es otro "hasta luego", esto es definitivo: por mí, y solo por mí y mi pobre corazón, el mismo que dejaste masacrado, justo como deseo que termine el tuyo. Ojalá alguien te haga tanto daño o más como el que tú me hiciste a mí: ojalá ser yo ese alguien.

Adiós, no más dolor,

al menos no por tu culpa.


ReflexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora