Echo de menos cuando me pedías que me quedara media hora más,
en vez de tardar tarde y media en volverme a hablar.
Echo de menos cuando me picabas y me llamabas boba,
sacándome sonrisas y haciéndome aguantar mil risas por la madrugada.
Echo de menos cuando pasábamos horas hablando
sin salir del chat,
de aquel lugar
y sin salirnos del plan.
Echo de menos lo que nunca tuve, tengo ni tendré,
pero que siempre soñaré con tener,
limitándome a lo de siemre por enésima vez:
Ver, reír y sonreír.
Pasiva, inocente,
ignorando que no duele todo lo que no puedo hacerte.
En definitiva,
echo de menos cuando éramos más.
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Reflexiones
ŞiirSimples versos, simples letras. Pensamientos de enamorada y otras tonterías más de una adolescente confundida, que no sabe si tiene más desordenado su cuarto o su vida.