l í m i t e s

91 1 0
                                    

Es indescriptible el dolor que produce limitarse.
Ver, sonreír, y reír fingiendo que no me gustaría tener más de lo que tengo,
pero es solo un querer y no un poder.
Porque siempre voy a querer que tus caricias por el cuello se conviertan en algo más,
que tu mirada me diga algo distinto que la que le das a los demás,
y que yo no sea una más en aquel lugar.
Y a veces me haces sentirlo,
pero cuando dejaste de pedirme que me quedase media hora más
a tardar una y media en contestar,
entendí que todo fue un espejismo sin sentido,
con el resultado de un mar de lágrimas y un corazón partido,
que en sigilo sonríe y finge que nada de lo que le estás haciendo a este cuerpo conmovido hace que éste sienta lo prohibido.

ReflexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora