Estoy llorando en el baño, me he probado miles de vestidos y ninguno se me ve bien, o al menos no para Pepe, ninguno lo va a impresionar. Tocan la puerta del baño y me seco las lágrimas con un papel.
—¿Si? —pregunto para saber quién es—.
—Abre la puerta, Tini —me ordena Caro, a lo que obedezco de inmediato—. ¿Por qué estas llorando?
—Amiga, no me queda nada bueno, me va a encontrar horrible, soy un desastre —le digo desesperada—.
—Espérate, ahora es la parte cuando voy a mi maleta, saco el vestido perfecto y te digo que con ese lo conquistarás —Dice irónicamente—. ¡Amiga, no! ¿Cuál de todos estos vestidos es tú favorito?
—Este —señalo el rosado ajustado—.
—Póntelo, si te gusta y te sientes cómoda, listo ¡encontraste el vestido perfecto! —exclama con una sonrisa—. Impresiónate a ti misma, vistiéndote como quieras, a él le va a parecer perfecto, y si no, aquí estoy yo para darle un par de cachetadas.
Nuevamente mi amiga tenía razón, me paro y me seco estas lágrimas, me quiero maquillar y está perfecto, me da igual que piensen que trato de ocultar mis inseguridades, me veo linda de las dos maneras. También me veo perfecta si este vestido me hace ver demasiado flaca o muy gorda, todo va en la actitud y en empoderar estas características, no desprestigiarlas como un defecto, y eso es lo que siempre me enseña la Caro.
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Enredada en tus cintas
FanfictionTini es parte de la intensa vida que tiene una fangirl profesional. El Wi-Fi, el desinteres de sus ídolos por su país y el precio de los libros son sus principales dilemas, pero su vida tomará otro camino al ser parte de todo lo que ella ama, solo f...
